Concentrar o (quizás) morir: cuestiones de una industria feroz y en peligro. Tema 2 de #CS21

Detalle del afiche de la película Tiburón

Un año atrás escuchaba, en un programa de televisión, cómo un periodista decía que el mundo de las pasarelas era “fellinesco”. El programa en cuestión no era cultural; por el contrario, se trataba de uno de esos ejemplares televisivos chimenteros. Por otro lado, la persona que pronunciaba este calificativo era un panelistas cuya temática diaria pasa por los amoríos de alguna estrella de turno. Lo raro no era escucharlo decir “fellinesco”, ni siquiera que aplicara este calificativo acertadamente al mundo de las vedettes argentinas (con sus peleas grotescas y sus cirugías estéticas muchas veces monstruosas), sino pensar que aún después de mucho tiempo muerto el realizador de La Dolce Vita, un panelista que probablemente nunca haya visto en su vida una película del director italiano pueda expresarle este calificativo a un público que desde ningún punto de vista podría considerarse como mayormente cinéfilo.

En la época de Fellini, no muchos veían a ese cineasta, pero todos sabían que había un cineasta llamado Fellini.

No obstante el adjetivo “fellinesco” quedó culturalmente asociado a ciertas situaciones especialmente grotescas, como “dantesco” quedó asociado a cualquier espectáculo infernal o “shakespereano” a cualquier escena asociada con las trágicas implicancias del poder. Lo curioso del término «fellinesco» es que viene de un director que es más bien hermético. Porque más allá de los niveles de excelencia artística que logró Fellini, su cine nunca fue extraordinariamente popular. Es más, las películas más taquilleras de FF fueron La Strada y Las noches de Cabiria, dos films que son sobrios al lado de otros ejemplares cinematográficos más genuinamente grotescos (o fellinescos) como Amarcord u 8 ½.

No obstante, siempre hubo un «sello fellini» que era visualmente tan fuerte que lograba que incluso los espectadores que no lo veían, lo conocieran. O sea, en la época de Fellini, no muchos veían a ese cineasta, pero todos sabían que había un cineasta llamado Fellini, que hacía películas medio raras, excéntricas y llenas de imágenes oníricas y mujeres tetonas. Se sabía que había un Fellini como hace unas décadas se sabía también que existía un señor que hacía películas polémicas, asfixiantes y existencialistas como Ingmar Bergman, o un tipo que hacía películas «lentas» como Antonioni. También hubo un tiempo en que se sabía que había cine de género italiano y películas de cine negro francesas. Algunas lograban ser muy populares, otras no, pero se tenía un conocimiento de esa industria.

Imagen fellinesca de Amarcord

Hoy en día hay realizadores importantes fuera de Hollywood, nombres que podrán gustar más o menos pero que existen y tienen su buena cuota de prestigio en festivales y a veces a nivel local: Michael Haneke, Jean-Pierre y Luc Dardenne, Lee Chang-dong, Bong Joon-ho, Tsai Ming-liang, Hou Hsiao-Hsien, Béla Tarr, Kelly ReichardtApichatpong Weerasethakul, Naomi Kawase, Pablo TraperoMiguel Gomes. Todos desparramados por el globo y pertenecientes a industrias alternativas, algunos de ellos produciendo películas de género, otros haciendo films absolutamente herméticos. A todo esto se le suma otro aspecto: el de las posibilidades que da la técnica no sólo de filmar más fácilmente que antes (cámaras digitales cada vez más pequeñas y con mejor definición, programas de computadora fácilmente accesibles capaces de producir efectos visuales cada vez mejores) sino sobre todo de exhibir y dar a conocer las obras. Hoy gente cómo John Cassavetes o Jonas Mekas (los dos padres del cine independiente americano) no tendrían el problema que tenían en los ’60, cuando se les dificultaba mostrar sus películas al público ya que muchas salas se negaban a exhibirlas. Si al menos de «poder ver» sus películas se trata, les hubiera bastado con subir su película a la red para que sea accesible a millones de personas.

No obstante, no se ha visto hasta ahora que gracias a la red se haya vuelto popular un cineasta o una película de un director ignoto. Nadie habla de que tal situación es «Tarriana» o que parece salida de una película de Tsai como hace unas décadas podía decirse que tal situación salía de una película de Bergman. Hace casi tres décadas atrás, por ejemplo, el grupo inglés Monty Python podía darse el lujo de parodiar El Séptimo Sello de Bergman sabiendo que todo público (incluso el que no había visto una sola película del sueco) podía entender de qué película hablaban. Es imposible hoy imaginarse un sketch de algunas de las Scary Movie parodiando Shara de Naomi Kawase (una de las películas más veneradas por la crítica del siglo XXI) esperando que el público medio entienda la referencia. Y lo peor de todo es que esto se extiende incluso a los lugares en donde teóricamente deberían estar más informados sobre lo que pasa en el cine. El año pasado, por ejemplo, murieron Theo Angelopoulus y Raoul Ruiz, dos nombres que supieron tener mucho prestigio (el segundo de ellos incluso, podría considerarse fácilmente como uno de los mejores directores latinoamericanos de la historia). Sin embargo, en la última ceremonia de los Oscars, en el célebre clip en el que se conmemora a los recientemente fallecidos del mundo del cine, esos dos realizadores ni siquiera aparecían.

Prueba aún más clara del desconocimiento general de otro tipo de cine se da en la inexistencia de un conocimiento de star system de países europeos (las estrellas siempre se conocen más que los directores en el espectador medio) fuera del circuito local. Antes podía haber perfectamente actores franceses o italianos capaces de hacerse muy famosos a nivel internacional de muy jóvenes (Marcello Mastroianni, Jean Paul Belmondo, Alain Delon). Hoy día, por ejemplo, no existe ningún actor europeo joven conocido fuera de los circuitos europeos salvo que Hollywood termine absorbiéndolos (caso de Audrey Tatou, Marion Cotillard o Mónica Bellucci).

Y es raro, porque vivimos en un mundo cada vez más global en el que el acceso a la información y a la cultura (al menos para la clase media) es cada vez más fácil. Por decirlo de una manera sencilla: hace unas décadas todos sabían quién era Fellini o Bergman aún cuando muchas veces la única forma de acceder a sus películas completas era pagando una entrada de un cine. Hoy cualquier persona con un mínimo conocimiento de Internet podría bajarse, en cualquier parte del mundo, la magistral The Turin Horse de Béla Tarr. Sin embargo, es minoritaria la gente que sabe que esto existe.

El mundo cinematográfico (y quizás no sólo el cinematográfico) se ha vuelto, paradójicamente, más global y más concentrado. La cultura del Megaupload, que a esta altura ya está poniendo en crisis la figura del derecho de autor (algo que ahora mismo le está fascinando a Jean-Luc Godard), no ha revertido para nada la capacidad de Hollywood de monopolizar la atención del espectador.

Por eso quizás hoy Jonathan Rosenbaum dice que el deber primordial del crítico debería ser simplemente informar, o sea: decir permanentemente que hay otro cine y otras películas, tratar de ampliar como sea el espectro cultural en un mundo cinematográfico cada vez más cerrado.

El mundo cinematográfico (y quizás no sólo el cinematográfico) se ha vuelto, paradójicamente, más global y más concentrado.

Sin embargo, Rosenbaum olvida que el gran problema es que la crítica (sea esta de cine, de literatura, o de lo que sea) es en realidad un interés de minorías. Y esto no desde hace décadas, sino siempre. Por más que uno como crítico informe, le informará siempre a un público mayormente cinéfilo y festivalero, que seguramente estará muy agradecido de saber cierta información, pero que difícilmente pueda compartir sus gustos con el resto.

Ha habido otras políticas, sin embargo, de intentar dar a conocer productos por fuera de Hollywood y otro tipo de cines. Funcionó en Corea del Sur, gracias a un hábil manejo de lo que se conoce como la «cuota de pantalla» (algo de lo que hablaré en el escrito sobre Lee Chang-dong), pero esto se dio gracias a una persistencia en las políticas estatales de distribución cinematográfica que tardan años y años en hacer efecto y que debe contemplar también, que hay para esto que enfrentarse a las grandes majors, a los multicines y sobre todo a una cultura cinematográfica ya instalada.

Porque en esto último está el mayor de los problemas: en la cuestión cultural, en eso que le permite a Hollywood empezar con ventaja a la hora de atraer al público medio.

Para comprobarlo les propongo un ejercicio de memoria. Recuerden un día que vieron una película y tuvieron que contársela a alguna persona (amigo, amiga, novio, novia, primo, prima, no importa). La película puede ser de cualquier lugar, de cualquier año, de todos los géneros que a ustedes les parezca, experimental o no. Ahora bien, permítanme mi arrojo, pero yo sospecho que si la película que imaginan es de origen norteamericano, no es poco probable que usted haya empezado la conversación diciendo que tal o cual film es «un drama», o «una comedia», o «una película sobre X tema». Ahora bien, yo sospecho que si la película es de cualquier otro país, no es poco probable que usted haya empezado la conversación diciendo: «es una película rumana (o belga, o francesa, o italiana o nacional, o lo que sea)”.

Puedo estar equivocándome, puede ser que ustedes nunca empiecen contando así una película, o puede que cuando vean una película de Hollywood lo aclaren previamente antes que cualquier cosa. No es común pero puede ser. Les propongo entonces un ejercicio de memoria más sencillo. Recuerden ese espécimen cada vez más raro, al borde de la extinción, llamado «Videoclub». Quiero que recuerden alguno que haya tenido, por ejemplo, divisiones. Un Blockbuster por ejemplo, por nombrar a la cadena que fuera durante muchos años la más poderosa.

Cuando ustedes iban a ese videoclub, veían diferentes secciones como «Drama», «Comedia», «Románticas», etc… Si recuerdan bien, notarán que todas esas secciones estaban dominadas por películas de Hollywood. Si uno quería ver dramas europeos, o comedias asiáticas, o ejemplares cinematográficos argentinos, o películas francesas de todo tipo, tenía que ir a secciones que se llamaran «Europa», o «Nacional» o incluso una sección que tenía algún que otro Blockbuster que se llamaba «Otros Países».

Recuerdo un año, por ejemplo, en el que me llamó la atención ver entre esa sección la desatada y divertida El día de la Bestia de Alex de la Iglesia junto a la trilogía de Kieslowski Bleu, Blanc, Rouge. Es inimaginable pensar qué puede haber en común entre una comedia de terror llena de humor grotesto y la tríada de dramas amorosos y lutos kieslowskianos, salvando el hecho de que tanto una cosa como otra tuvieron producciones en países europeos.

Por decirlo de una manera sencilla, Hollywood no tenía en los videoclubes una sección propia, no decían que vayas a buscar películas norteamericanas, lo norteamericano era sinónimo de lo cinematográfico.

Hollywood logró de alguna manera eso, normalizar que su cine no necesite presentación del país.

El logro no es poco si lo tomamos desde el punto de vista del marketing. Por ejemplo se sabe que uno de los mayores logros que puede tener la publicidad (si no el mayor) es que se logre identificar un objeto X con el nombre de un producto. Que llamemos a la gaseosa «Coca», o «chicles» (derivado de la marca Chiclet’s) a la goma de mascar, o que por ejemplo en Estados Unidos se utilice muchas veces el término «Xeroxing»(por la marca de fotocopiadora Xerox) en vez de fotocopiar.

Hollywood logró de alguna manera eso, normalizar que su cine no necesite presentación del país; que si hablamos de dramas, comedias románticas, o películas de terror hollywoodenses no necesitemos decir que son de Hollywood.

Tan grande es muchas veces esa cultura hollywoodense que hasta Godard llegó a imaginar en la magistral El Desprecio que el fin de la industria norteamericana y la caída de los estudios era el fin del cine a secas, que no había otras fronteras, otras posibilidades y que lo único que quedaba era llorar a una Meca del Cine que ya no podía volver a ser lo que era.

Que se entienda, este artículo no cree que no haya un mérito artístico detrás de todo esto. La época clásica de Hollywood es tan importante históricamente para el cine como lo fue Viena para la música clásica o Londres para la dramaturgia. Hubo en alguna época una cantidad impresionante de obras maestras y de talentos increíbles por los pasillos de las productoras hollywoodenses. Negar esto, a esta altura de la historia, parecería una necedad. Pero también sería ingenuo pensar que no hay un gran trabajo de marketing detrás para que hayamos llegado a esa conclusión y que no sólo de buen cine vive la mentalidad “hollywoodcentrista”. Como dijo alguna vez el mencionado Rosenbaum en el esencial Las Guerras del Cine, es absurdo pensar que el gusto y la agenda del público no puede direccionarse de alguna manera. De ahí que asociar inmediatamente que una película sea buena o mala, trascendente o intrascendente, acorde a cuánta audiencia tiene o cuánta repercusión provoca es ignorar que hay «trucos» para incentivar a que el público vaya a ver una película. No siempre funcionan, es verdad, y no han sido pocas las ocasiones en que un film X tuvo un éxito impresionante a pesar de toda falta de marketing y gracias al boca a boca, y otro ha sido un fracaso pese a toda la campaña que se hizo a favor suyo, pero nuevamente, estos son casos aislados. Muchas veces la capacidad de «crear» audiencias tiene sus métodos y sus formas, y algunas son bastante más sencillas y transparentes de lo que se cree.

Voy a poner un ejemplo clave, histórico, que nos ayudará a ver cómo funciona al día de hoy el cine de Hollywood y su forma de imponerse a lo largo del globo.

En 1974 la productora Universal hizo un testeo previo de una nueva producción suya: el nombre de la misma era Tiburón. La película se exhibió gratuitamente a un grupo reducido de público antes de llevarlo a las salas. La respuesta fue abrumadoramente positiva por parte de la audiencia y ante esta situación se decidió hacer una jugada de una osadía comercial enorme: multiplicar el número normal de copias con los que sale una película para que Tiburón estuviera en la mayor cantidad de salas posibles. De esta manera, la presencia de la película se sentiría no sólo en los afiches y las campañas publicitarias (que también fueron más numerosas que de costumbre) sino también en las pantallas de los Estados Unidos.

Este modelo de exhibición, distribución y promoción de películas (y utilizar, al mismo tiempo, la distribución de copias como forma importantísima de promoción) sería histórico, porque marcaría un antes y un después en la forma en que Hollywood encararía la publicidad de sus películas con mayor afán de lucro. Se trataría de lo que luego se llamaría la lógica del “Blockbuster”, lógica que se concentra no sólo en la publicidad sino también en el número con el que salen las copias alrededor del planeta. Lo hicieron con todo tipo de películas de todo tipo de géneros: Tiburón, E.T., La Guerra de las Galaxias, Pearl Harbor, Transformers, el díptico Kung Fu Panda o cualquier obra cinematográfica que busque recaudar la mayor cantidad posible de dinero. Se trata de formas agresivas de publicidad que hacen que todo se inunde de un solo producto (producto que además, siempre es promocionado previamente en cuanto medio exista, con entrevistas a actores, imágenes del set filmación, etc.) para crear expectativa en los espectadores, que lo único que tienen que hacer para saber que tal o cual película se estrena es prender un televisor o salir a la calle y ver los afiches. Son los mismos espectadores que al ingresar a una sala de multicines se encuentran con que una superproducción de Hollywood X recientemente estrenada se encuentra en 5 salas diferentes y en muchos horarios diferentes mientras cualquier otra película apenas tiene unas pocas funciones diarias.

La tarea, ante todo en estos casos, es la de crear un evento y mejor aún, la de crear una cultura del evento.

Cómo señaló alguna vez Rick Altman, unas décadas atrás, el público común iba al cine, pero ahora va a ver una película. La diferencia es sustancial. Antes que la cultura del Blockbuster empezara a imponerse, el público en general entraba a una sala y decidía pocos minutos antes qué iba a ver según los argumentos y/o los actores y/o alguna recomendación. Sin embargo, la lógica del evento hace que el espectador medio concentre su atención en la película que no debe perderse.

La paradoja de la lógica Blockbuster es que es extrañamente destructiva con sus propios productos.

De ahí también que haya cambiado la lógica de la recaudación. Décadas atrás, la mayoría de las películas de Hollywood que resultaban exitosas crecían con el correr de las semanas. Sin embargo, la lógica del evento hace que la mayoría de los grandes tanques apuesten a una recaudación inmediata, a punto tal que el fracaso o éxito de una película de este tipo suele verse en las primeras dos semanas de exhibición.

La paradoja de la lógica Blockbuster es que es extrañamente destructiva con sus propios productos. Como indica nuevamente Rick Altman, hasta mediados de los ’70, en Hollywood un promedio de nueve cada diez películas daban ganancia. El paradigma fue cambiando con el correr de las décadas, y ya en el 2000 sólo una de cada diez películas que lanzaba una productora major tenía ganancia. Lo que sucede es que justamente los grandes tanques logran cubrir las pérdidas que dieron las otras películas, y las otras películas dan pérdida porque la cultura Blockbuster hace que al espectador en general no le interesen las producciones medias, aún cuando vengan de Hollywood.

Si por algo incluso se caracterizó la década pasada industrialmente hablando, es por la necesidad que tuvo el propio Hollywood de los tanques para poder subsistir y al mismo tiempo del bajo número de películas que fueron exitosas gracias a su factor del boca a boca (Juno fue un caso raro por ejemplo, pero por supuesto sus niveles de recaudación no fueron ni por casualidad tan siderales como los que pudieron haber tenido en los 90, por ejemplo, películas como El Silencio de los Inocentes, Pecados Capitales o -parcialmente- Titanic -película que fue parte una campaña de marketing, pero parte también, producto de un boca a boca-). El único caso extraño (sumamente extraño) de los últimos años fue el de La Pasión de Cristo, película que en realidad tuvo éxito por características más culturales que de marketing cinematográfico. Después, la mayor parte de las ganancias de las industrias cinematográficas vinieron de films sumamente promocionados desde las majors que recaudaron casi todo lo que tenían que recaudar en sus primeras dos semanas y lograron cubrir (y en muchos casos con creces) las pérdidas que les daban sus películas anteriores.

El sistema puede ser rentable, pero por supuesto la idea de confiar en la recaudación de unas pocas películas puede llevar a grandes riesgos. Sin ir más lejos, hasta hace apenas dos años, Hollywood temió por su desaparición al ver que la gente estaba yendo cada vez menos a las salas y concentrándose más en el consumo hogareño. A esto se le sumó la llegada de Internet y la posibilidad de empezar a bajar películas y de hacerlas de consumo público (un hecho por supuesto clave del que hablaré más adelante).

Si el rápidamente famoso nuevo uso del 3D (1) logró “salvar” a Hollywood de un desastre económico, es porque, básicamente, el 3D logró, primeramente, que los espectadores fueran a buscar un efecto que no podían tener en sus casas, pero además porque a la popularidad se le suma el hecho de que el precio de la entrada 3D es más costosa que la normal, lo que hace que las ganancias se hayan multiplicado.

Para hacernos una idea aproximada, Avatar de Cameron (la película que logró darle un alivio importantísimo a la industria) figura hoy como la película más taquillera de la historia simplemente porque la utilización del 3D hizo más elevado el precio de la entrada. En términos de entradas vendidas, la costosa película de Cameron, si bien tuvo una popularidad importantísima, vendió mucho menos que films como El Padrino, El Golpe, Titanic y sobre todo Lo que el viento se llevó (que sigue ostentando, desde 1939, el primer puesto de la película más popular de la que se tenga registro (2)).

Hoy el film de Cameron es abrazado como una película que logró por primera vez utilizar el 3D de manera creativa y diferente y que por ende refleja un antes y un después en la historia de Hollywood, una posibilidad de hacerle ver al espectador que la única manera de ver en serio un film es yendo a una sala de cine y no quedándose en su casa.

No obstante, yo dudo mucho que Avatar y la utilización creativa del 3D pueda hacer que la gente vaya por mucho tiempo a las salas y deje de bajarse películas o esperar al DVD para verlas. Después de todo, las tecnologías hogareñas van mejorando día a día a pasos agigantados, y no es muy difícil imaginar que los televisores 3D (hoy de minorías) no vayan a tardar en popularizarse.

Hay otro tema que además es clave: el tipo de público al que apuntan hoy las producciones más costosas y con afán más taquillero de Hollywood.

Si por algo se ha ido caracterizando la industria norteamericana en las últimas décadas (y si algo, por otro lado, se ha exacerbado en los últimos doce años) es por apuntar cada vez más a un rango de edad familiar o adolescente. Piensen cuántas películas realmente taquilleras de los últimos años fueron adultas: ni el díptico Kung Fu Panda o la saga Shreck, ni las películas de superhéroes (decenas), ni ninguna de las producciones basadas en videojuegos. Es más, piensen algo aún más extraño: ¿qué hubiera pasado con una película como El Padrino si se hubiera estrenado en los últimos doce años? La respuesta es sencilla: al ser una épica adulta no hubiera recibido el apoyo publicitario de la productora Warner y hoy sería quizás una película con recaudación interesante pero nunca el fenómeno de masas que fue en su tiempo. La idea de pensar hoy a la familia Corleone como ícono popular americano es absurda. Quizás hubiera ganado Oscars, quizás hubiera tenido ganancias, pero no estaríamos hablando de una película masiva como lo fue en los ‘70. La razón de esto es sencilla: sin darnos cuenta, el cine adulto realmente popular ha ido muriendo a lo largo del mundo y hoy en día el cine masivo e hipertaquillero sólo puede ser asociado con el consumo adolescente. Piensen si no también en el furor que han tenido en los últimos años las adaptaciones de cómics, y piensen cómo una película con intenciones adultas y oscuras como El Caballero de la Noche recurrió a la historieta como forma de atracción de público.

Si por algo se ha ido caracterizando la industria norteamericana en las últimas décadas (y si algo, por otro lado, se ha exacerbado en los últimos doce años) es por apuntar cada vez más a un rango de edad familiar o adolescente.

Piensen también en otra cosa: la ausencia de sexo en las grandes producciones mainstream. Aquella imagen de Jack y Rose haciendo el amor en una carroza en el Titanic, o incluso la de Di Caprio dibujando desnuda a Winslet en esa misma película es imposible de ser producida hoy en un film de alcances masivos. Ni hablar de pensar en que thrillers eróticos altamente explícitos como Bajos Instintos puedan ser éxitos tremendos de recaudación. Por eso también el excelente semiólogo y analista de medios A. S. Hamrah entendió en su momento el importante fracaso que fue en su tiempo Ojos Bien Cerrados de Stanley Kubrick como un quiebre en la industria. Si por algo llamó industrialmente la atención la extraña y onírica obra maestra kubrickiana, es porque en el momento de su estreno la propia productora Warner Brothers, que había financiado el film, le quitó el apoyo publicitario y decidió relegarla a un segundo plano. Kubrick había sido para la Warner, desde La Naranja Mecánica, su director más consentido, el realizador al que la productora no sólo le había dado total libertad creativa para proyectos enormes, sino que anunciaba cada película suya con bombos y platillos.

La falta de atención que la propia productora le prestó a Ojos Bien Cerrados tenía que ver con un cambio de actitud frente al tipo de cine popular que ahora le interesaba hacer. El film de Kubrick era no sólo demasiado sexual sino también demasiado adulto, preocupado por la cuestión de las relaciones matrimoniales después de años de convivencia y por la relación de las fantasías con nuestras acciones. Que esta misma película fuera no sólo dirigida por Kubrick sino también protagonizada por la pareja más taquillera que tenía la industria en ese momento (Tom Cruise y Nicole Kidman) le importó bastante poco a Warner. En el contexto en el que se estaba moviendo la industria, lo adulto debía ser dejado de lado para empezar a enfocarse en una edad que iba de la niñez a la adolescencia.

Tanta adolescencia y concentración en la niñez, por otro lado, hizo que Hollywood perdiera otra cosa: su característica localista y sus ganas de hacer un cine popular que sea comentario directo de la actualidad.

Como dijo alguna vez Rosenbaum, el cine de Hollywood popular cada vez habla menos de sí mismo, de su historia y de su presente. Si en los ‘70 películas sumamente populares como Rocky o Taxi Driver (por nombrar dos ejemplos antitéticos) se encargaban de hablar sobre los Estados Unidos (en un caso readaptando el sueño americano, en el otro reflotando la generación posvietnam) hoy en día las sagas Harry Potter, El Señor de los Anillos, las películas de superhéroes y las grandes épicas llenas de efectos digitales son, en su gran mayoría, películas que tratan todo lo posible de darle la espalda a la realidad y basar sus historias en mundos claramente artificiales y mágicos. La idea del cine popular americano como vocero de la propia actualidad de su país es otra cosa que se fue perdiendo al necesitar hacer películas que hablen menos de lo actual que de lo espectacular y lo fantasioso.

La idea de apuntar a este tipo de público no es casual: si la cuestión es hacer películas lo más taquilleras posibles, entonces lo aparentemente más seguro es ir al tipo de público más consumista. Sin embargo, hoy en día el costo de hacer grandes producciones cada vez más adolescentes repercute en un problema básico y es que este mismo tipo de público es el que más maneja (y sobre todo más rápidamente aprende) las nuevas tecnologías. O sea, el público que más puede alimentar a Hollywood hoy es, al mismo tiempo, el tipo de público que más está educado en lo que concierne a la bajada de películas y más absorbido se encuentra por ese gigantesco cambio cultural que es Internet

Y ahí es donde justamente puede producirse el gran cambio a nivel global. Quizás no en políticas de Estado, no en la labor de la crítica sino en una nueva cultura que haga finalmente obsoleto el modo de producción de películas hoy. Después de todo, luchar contra millones de usuarios es incluso más complejo que luchar contra cualquier poder o corporación. Hollywood hoy se encuentra con un problema muy grande: que no importa cuántos juicios quieran hacerse, no importa cuánta publicidad se haga contra la piratería, hay ya cierta cuestión instalada de que las imágenes se han liberado de sus dueños para pertenecer a una red. Incluso hay cierta sensación de poder en el usuario (tanto en el que ve como en el que posibilita las imágenes) que puede ser más fuerte que cualquier juicio.

Justamente esto se muestra en el que quizás sea el momento más lúcido de Red Social de David Fincher. Allí Sean Parker -el fundador de Napster- le asegura a Mark Zuckerberg que él triunfó con Napster. Zuckerberg, sorprendido, le recuerda a Parker que se vio obligado cerrar su página para bajar música. Ante lo cual Parker simplemente le replica si conoce hoy a alguien que quiera abrir un Tower Records (3).

Hollywood hoy se encuentra con un problema muy grande: que no importa cuántos juicios quieran hacerse, no importa cuánta publicidad se haga contra la piratería, hay ya cierta cuestión instalada de que las imágenes se han liberado de sus dueños para pertenecer a una red.

En parte, hay que decirlo, parte de la idea de la socialización de imágenes, de bajar música, tiene que ver también con la satisfacción de saber que uno puede burlarse un poco de una industria gigantesca. Lo curioso es que quien con esta burla puede quebrar las bases comerciales de Hollywood es mayormente el mismo público que está afectando como nunca las bases comerciales de un sistema.

Qué puede suceder con eso es algo que no puede saberse. O bien Hollywood logra sobrevivir con su metodología del Blockbuster gracias a la incorporación permanente de nuevas tecnologías, o bien logra readaptarse de otra manera, o por el contrario la gran industria terminará diluyéndose porque no logrará recuperar el dinero de sus inversiones.

Esta última situación parece, quizás, demasiado descabellada. Pero lo cierto es que si puede tomarse como válido que aún la cultura del Internet está en sus inicios, entonces no es imposible prever que un crecimiento enorme de la web pueda terminar venciendo lo que parecía imposible de caer.

En todo caso, si Hollywood cae no sería imposible que lo reemplace otra industria, o que se abra el espectro de otros cines. Como dijo alguna vez la gran Pauline Kael, “queremos ver películas”, y muchas veces hay más ofertas de las que el propio marketing y las tiranas políticas de exhibición y distribución quieren hacernos creer. Quizás, un buen golpe al corazón de una industria sea uno de los comienzos para que todo termine dándose vuelta y en unos años se hable de situaciones “tarrianas” como hace unas décadas se hablaba de “fellinesco”. Después de todo, como dijo alguna vez el músico americano Bob Dylan, no hay nada más estable que el cambio, y nadie dijo nunca que Hollywood no podía ser ajeno a esa frase.

DESCARGAR EN PDF: Concentrar o (quizás) morir: cuestiones de una industria feroz y en peligro

 

(1) Remarco lo de “nuevo uso”. El 3D es una invención de los ’50 que trató de aplicarse en esos tiempos y que Hollywood terminó abandonando (apenas sería utilizada por unas pocas películas más adelante como la tercera parte de Martes 13 o algunas producciones de Disney) por razones de impopularidad y porque las tecnologías de las cámaras 3D de esos tiempos hacían muy incómodas las filmaciones (algo que cambió a partir de la incorporación de una muy mejorada tecnología digital). Lo de “nuevo uso” es porque Avatar dejó de usar el 3D como un mero efecto de feria para “tirarle cosas” al espectador y empezó a utilizar sus posibilidades de puesta en escena.

 

(2) Remarco el «de la que se tenga registro», considerando que algunos sostienen que algunas películas mudas (cómo El Nacimiento de una Nación de David Wark Griffith) fueron en su momento más vistas incluso que la superproducción de Selznick, sin embargo, la no conservación de libros contables de ese tiempo hace imposible aseverar tal cosa.

 

(3) Tower Records es la más grande tienda de música de Norteamérica y hasta la llegada de Napster era la líder absoluta en este mercado.

Publicado por Hernan Schell

66 comentarios

En el cine, desde sus inicios, se conjugan el arte y la industria. Es evidente que para hacer cine se necesitan recursos económicos y técnicos, y además una buena promoción, distribución y exhibición para que la película tenga una buena difusión, llegue al público y pueda así ser comprendida, analizada y valorada. Es imprescindible una industria, esta es una realidad incuestionable, pero no por eso esta industria ha de controlar el proceso de distribución dando salida sólo a los proyectos de las grandes majos. Debemos trabajar para dar salida a estas producciones que tienen tanto valor como las que produce la industria

Sobre el cambio que se está gestando en el modelo de las políticas de exhibición, distribución y promoción de películas, a veces pienso que lo provoca esa necesidad de readaptar un modelo de producción obsoleto, que ha sido provocado por la propia industria. Como bien se comenta aquí, lo provoca ese ansía de inmediatez consumista que ha supuesto el final de un cine adulto que hable sobre los temas de actualidad, junto con ese «buen trabajo» de las grandes corporaciones para identificar su producto con «lo cinematográfico» y ejercer un gran control a nivel de la cultura ‘mainstream’. Pero al leer el final del artículo, justo me ha venido a la cabeza eso que siempre se ha dicho sobre cómo el provocar una revolución, es una forma de asegurarse el volver a controlar el «status quo» futuro a tu imagen y semejanza…

Esa paradoja de que habla el inicio del artículo de Hernán (un mundo cada vez más global pero más cerrado), entra en clara contradicción con ese bien que es la actual socialización de la cultura gracias a Internet. Ciertamente, el cine influye nuestra forma de pensar y actuar, como comenta Nelson, y su libre circulación por la red para mi ha sido crucial a nivel personal, he recuperado películas o he empezado a visionar y conocer cinematografías que de otro modo no me hubieran llegado ni influido.

¡Saludos!

Nelson Arriaga

Cuando un artista y en sentido general un director, productores y actores se unen en una producción cinematográfica, expresan un sentimiento o comunican una idea. Claro está, no dejan de estar motivados por el lucro económico que implica semejante proyecto.

Ahora bien, mientras más personas puedan apreciar la calidad de una producción de cine que sea bien dirigida, con buenas actuaciones y sobre todo con una historia o un sentimiento o pensamiento que contar o transmitir, mejor será nuestro conocimiento o manera de ver o entender las cosas.

Las películas podrán no determinar quiénes somos o hacia dónde vamos pero es innegable su influencia en nuestra forma de pensar y hasta actuar; más de uno recuerda siempre una frase famosa de un filme o los gestos de determinados actores en escenas específicas.

Tenemos historias maravillosas que inspiran cambios, rompen barreras y paradigmas pero sobretodo, nos hacen ser más humanos.
Por otro lado, las películas como toda obra del intelecto humano, se encuentran protegidas por las leyes de la propiedad intelectual y es por esto que las casas productoras, inversionistas y demás relacionados hacen hincapié en que la distribución ilegal de contenidos cinematográficos les afecta.

No se puede negar que hay una baja significativa en las cuentas por concepto de una película cuando se socializa o circula libremente en Internet pero entiendo que el conocimiento y la cultura tienen un precio que no se puede pagar con dinero.

Creo que es preferible que se pierdan unos cuantos millones del patrimonio de unos cuantos a que se sacrifique la cultura cinematográfica de una sociedad. Seamos claros, es muy poco o casi nada lo que nuestros gobiernos latinoamericanos hacen por la promoción de la cultura en nuestros países y el cine representa el modo perfecto de contar con una herramienta adecuada de conocimiento.

Sin lugar a dudas la socialización y libre circulación en internet hace que las personas estén más al tanto de las producciones, sus contenidos y por ende sean más críticos y demanden mayor calidad. Los estudios, por otro lado harán todo lo necesario por limitar el acceso a esto y crearán condiciones de contratación más estrictas con los dueños de salas de cine.

Creo que un ejemplo del cambio en el modo de la distribución es el hecho de los estrenos mundiales de películas que simultáneamente se presentan en diversas partes del mundo.

Saludos a todos!

Jesús Arcos

Lo cierto es que a la pregunta que nos haces esta semana, no sé muy bien que opinar. Estamos asistiendo a un cambio muy profundo de la sociedad y sus costumbres en todo ámbito. La prensa escrita al igual que el cine y la música desde hace algunos años, corre como los ratones por las ratoneras, tratando de escapar del enorme gato que es la industria digital, que al final es la gran beneficiada en todo esto.

Respecto al cine, las nuevas plataformas de proyección, que no de distribución, quizá se hayan convertido en un peligro para la industria; pero al fin y al cabo, también necesita la industria reflexionar, porque si de algo se tienen que preocupar es de reflexionar por y para el espectador, o sea, el consumidor de su producto. Quizá el marketing de «Tiburón» y sus subsiguientes ha dejado de ser efectivo. Quizá las superproducciones Holliwoudienses tengan que reflexionar para cambiar su política de hacer cine, y pensar más en la calidad que en la productividad. Ahora saben que si se gastan mucho dinero en una producción y distribución, no les garantiza el éxito porque las plataformas digitales están ahí para ponerles freno, porque finalmente aunque hayan cambiado tu target, no les garantiza el éxito de un público masivo.

El público consumidor es joven, conocedor de las nuevas tecnologías, poco fiel a los directores, incluso al tipo de cine o el género, luego quizá la manera de hacer cine también deba dirigirse en otras direcciones, como por ejemplo, la calidad de las exigencias del nuevo público. Porque el hecho de que sean jovenes y todos los adjetivos que le siguen al nuevo potencial consumidor, no-es-tonto, y sabe elegir. Aunque también es cierto que los paradigmas de lo que en cine se llamó calidad, también están cambiado. Y a cambiado porque éste público también es diferente.

Cada vez quedan menos «cinéfilos» como antes se conocía un cinéfilo. Ahora quizá prima un público más especializado según el género, y se han creado diferentes nichos de mercado en el cine, donde la industria no debería renunciar a la calidad en favor de la cantidad de espectadores.

La crítica cinematográfica, a mi parecer, está quedando en el lugar que se le exige a un crítico, es decir, el de educar al espectador desde una óptica actual y diferente, con sus referencias históricas pero adaptado a los tiempos; ligada al consumidor de cine y primando por la calidad y el cuidado del espectador, frente a la industria que al fin y al cabo lo único que busca es hacer «caja».

Críticos y cineastas, hoy tienen más herramientas que nunca han tenido para hacer su trabajo. Tan sólo hay que inclinar el oído a los nuevos espectadores, los jóvenes que se acercan a las salas de cine, cada cual desde su nicho de mercado, y facilitar las herramientas intelectuales con las que se dirigirán a la tecnología a consumir ese cine. Si yo hoy puedo ver cine en internet, por qué que lo quiere prohibir la industria ¿para seguir haciendo caja a precios exhortados? En España, comprar una entrada de cine según la sala oscila entre 8 y 12 euros, y si me espero unos días me la encuentro en Internet por 3 euros.

Por otro lado, este público joven tampoco responde al marketing como antes. El hecho de encontrarse una publicidad en TV no le seduce tanto como la recomendación por redes sociales. Si yo me encuentro a un crítico de cine por Twitter llamando a ver tal o cual película, y después en Facebook me encuentro con su análisis y el trailer, seguro que me llamará más la atención que las miles de vallas publicitarias que me quieran vender, porque en el fondo si me gusta el cine acudiré al crítico que sigo en Twitter y que tengo como amigo en Facebook, porque me dará unos argumentos para seguir consumiendo cine que de no otro modo no encontraría. Entre otras cosas porque si antes iba a leer las críticas al papel, cada vez se vende menos papel y corre la información por los soportes digitales de comunicación inmediata. En conclusión, hemos vuelto a la plaza del pueblo a informarnos que lo que echan en el cine, para decidir ir o no ir.

Muy buenas a tod@s:

Considero muy interesante las preguntas que se plantean, sobre todo a raiz de los últimos acontecimientos. Me parece que se ha mezclado en el debate dos cosas que, aunque está relacionadas, no siempre van de la mano: la piratería y la socialización de las películas en Internet. En primer lugar, coincido con algunos compañeros en que la descarga de películas debe llevar aparejado algún mecanismo que regule los derechos de autor (igual que sucede con las obras de arte de artistas que están vivos, los libros, etc). Eso es importante ya que esos derechos son el único modo por el que se reconoce al creador de esa obra (llámese película, cuadro, novela…). A pesar de ello, considero que la socialización del arte en general a través de la red no siempre tiene que implicar la piratería. Por el contrario, actualmente, Internet se ha constituido en un vehículo muy útil e importante para extender ese arte y el cine no puede darle la espalda. En este sentido, y dejando a un lado la cuestión de los derechos de autor, creo que ello debería ser aprovechado por las industrias cinematográficas como modo para publicitar y dar a conocer películas cuyo presupuesto es muy limitado. O simplemente películas que se puedan disfrutar por Internet. Debemos ser realistas. Actualmente todo el mundo tiene Internet (casi todo el mundo) y las industrias deberían aprovechar ello de un modo útil. Os pongo un ejemplo: en los últimos años estamos asistiendo a cursos via Internet, exposiciones virtuales, incluso hay museos virtuales. Ya se que la experiencia de una película que se ve en el cine no es la misma que si se ve en el ordenador, al igual que la experiencia de asistir a un museo no es la misma que ver un museo virtual, pero puede entenderse como otro modo de llegar a un tipo de público que por ciertas circunstancias no puede asistir al cine lo que quisiera, a la par que permitiría el desarrollo de una industria alternativa que sin duda podría revitalizar la industria cinematográfica.

Muchas gracias.

Un saludo, Raquel.

Cristina Navarrete

Hola de nuevo.
Otra vez llego tarde a responder la segunda tarea del curso, espero que no sea demasiado tarde.
Respecto a mi opinión sobre el cine e Internet creo que la industria debe de buscar nuevas vías para distribuir sus películas. Está claro que al público le sigue interesando el cine, así como la música y cada vez más, Internet supone una ventaja para los que no encontramos películas de nuestro gusto en las grandes salas de cine podamos acceder a otro tipo de cine.
Internet puede resultar una gran ventaja para distribuir la cultura, podría utilizarse como soporte para ello de una forma inteligente y sin embargo se ve como el gran enemigo que está en contra del cine tradicional. Las grandes productoras no son capaces de sacarle provecho a una red que no deja de extenderse y que permite el acceso a la cultura libre.
Estoy de acuerdo con que el trabajo de directores, productores, etc. Sin embargo creo que hay que buscar alternativas al mercado tradicional y a la exhibición en salas de cine e investigar acerca de cómo podemos usar la red para beneficiar a autores y cinéfilos, al fin y al cabo todos buscamos lo mismo: ver cine, disfrutar del cine.
En relación a este tema hay un artículo de Alex de la Iglesia (ex presidente de la academia española de cine) con el que estoy totalmente de acuerdo y que os recomiendo: http://cultura.elpais.com/cultura/2012/02/20/actualidad/1329771088_462187.html

Un saludo,
Cristina

Cesar Gonzalez

Buenas.
Pido disculpas a tod@s por los comentarios atrasados, pero en esta semana mi pc ha presentado problemas de software y sumado a eso estoy haciendo y realizando 5 proyectos culturales que debo presentar en la semana del 27-30.
Siguiendo con el tema:
Particularmente, me gusta mucho el cine y ver casi todo tipo de películas y la verdad para mi es muy grato poder verlas on-line (no me gusta descargarlas), ya que si por cualquier motivo no pude ir a cine me la puedo ver en la tranquilidad de mi hogar a la hora que quiera y poner pausa las veces que necesite. Estoy de acuerdo con varios compañeros en cuanto a que a veces el acceso a cine no es tan fácil como parece, sobre todo para las personas que viven en corregimientos y además alejados de la ciudad. El factor económico también incide mucho y por supuesto el factor tiempo, a veces entre semana es muy difícil ir al cine y el fin de semana que se usa para «descansar» se ocupa en otras cosas. Lo malo de todo esto son las compañías productoras que dejan de percibir ingresos por la clonación o pirateada de la película. Pero esos son factores que ellos deben prever.
En cuanto al tema de cómo puede incidir en la industria cinematográfica, pues bueno, toda está en cómo negocien con todos los operadores on-line para venderles las películas a un precio muy bajo y a su vez estos cobren al usuario final (nosotros) un precio muy accequible, por ejemplo $US 10cent.

Pablo Palencia

El internet abrió una serie de posibilidades que algunos nunca soñamos. Hasta hace unos años la posibilidad de ver buenas películas se reducía a las proyecciones de algunos cine foros reducidos o a las proyecciones realizadas por pequeños cines que en ocasiones terminaron cerrando sus puertas por falta de público.

Para algunos románticos ver una proyección cinematográfica siempre tendrá una magia diferente a ver una película por una pantalla de computador o en un televisor. Sin embargo la gran cantidad de posibilidades para ver cine en casa que existen actualmente tiende a que ese romanticismo sea más llevadero.

La posibilidad que dan los video beam de proyectar una buena película en cualquier pared de la casa, la facilidad de bajar una película o incluso verla online, la cantidad de dispositivos auditivos 5.1, o 7.1; hace que el plan de ver cine en casa sea cada vez más cercano a lo que siempre nos emocionó del cine (dejando de lado un poco la película en sí).

Yo vivo en Bucaramanga Colombia y aquí pensar en ver una buena película en cine es casi imposible. Las películas en cartelera no pasan de ser las más publicitadas por Hollywood o ganadoras de premios (un gran ejemplo fue la proyección de «El Artista» solo después de ganar el Oscar y en un único horario de 6:30 de la tarde).

Gracias a Blockbuster y su sección «interés especial» conocí a Kitano o Yimou, y conseguí algunas películas de Kubrik o latinoamericanas. Gracias a internet conocí a Park Chan-wook y su trilogía vengativa, a Porumboui, y a una cantidad de directores nuevos y con muy pocas posibilidades de publicidad, por lo menos en mi país.

Sin embargo no solo podemos culpar de esto al internet, la televisión por cable también ha cumplido una función fundamental dentro del conocimiento del cine para los que amamos este arte. Movie city, o Cinemax en su buena época ayudaron de manera increíble en la transmisión de películas de todo el mundo.

Ser cinéfilo en esos días es mucho más factible gracias al desarrollo de las telecomunicaciones, eso es lo que yo creo. A pesar de esto estoy seguro que la industria continuará, ha sobrevivido a todo y lo seguirá haciendo por que la cultura de consumo ya es algo que no se puede cambiar. Si no funcionan las salas de cine funcionarán los dvds, los blu ray, o las tecnologías que estén por venir. Ya se buscará la forma de sobrevivir pero muy seguramente lo logrará.

Estrella Vergara

Hola a todos, soy Estrella de Mendoza, Argentina.
Sigo atrasada con mis consignas pero esta próxima semana aunque sea a cuentagotas por Twitter enviaré las respuestas.
Para Argentina creo que Internet es muy útil en la socialización de las películas porque hay un gran porcentaje de personas que no acceden a bienes culturales por razones económicas en su mayoría y también por razones de distancia.
En la difusión de las producciones cinematográficas, las Bibliotecas Populares cumplen un rol destacado. Entre las actividades culturales, las preferidas por los usuarios de bibliotecas son las de cine debate. Es buena manera de formar culturalmente a la comunidad, de mantenerlos actualizados sobre los films que muchas veces se están proyectando en las salas de cine.
Esta práctica no creo que perjudique a la industria del cine norteamericano (al menos por ahora) ya que se paga cifras enormes a los protagonistas, las producciones son muy costosas. Por otro lado no se hasta que punto se le puede llamar piratería porque Internet no es gratuito.
Con el cine pasa lo mismo que con el libro en soporte papel,le auguran corta vida debido a Internet y que las bibliotecas pronto dejarán de existir, lo cierto es que el acto de hojear un libro de papel es la mejor manera de disfrutarlo al igual que ver una buena película en la comodidad de las butacas de una sala creada para eso, pero si no podemos comprarnos un libro o pagar una entrada para el cine , Internet es un recurso disponible y accesible para satisfacer una necesidad cultural.
Paso a la parte de la síntesis del tema 2.
Me he dado cuenta gracias a esta dos clases que puedo contribuir mucho a la difusión de cine de calidad. Que puedo ayudar a otras personas a juzgar un film mas allá del tema de la película, vi nuevamente algunas de mis pelis favoritas e intenté analizarlas mas allá del tema: efectos especiales, sonido, vestuario, etc. y me he sorprendido del resultado de este análisis.
Como bibliotecaria de una biblioteca popular prometo aplicar lo que estoy aprendiendo y los mantendré informados.
Saludos a todos!

William Fleming

Otro hecho importante es el fenómeno Fandom, pongo un ejemplo. La serie de tv de Gran Bretaña: Doctor Who. Ha pasado de ser una minoria (allí la fama de tal serie está señalizada como para público juvenil, infantil) gracias a Internet ha hecho que se resurja… Y de ellos han nacido infinitud de spin off (Torchwood, The Sarah Jane Adventures…) Has la ola actual de completos reboot o revisitaciones modernas… como Sherlock (que ya hay preparada una versión estadounidense)
Ello no ha podido ser sin la era de Internet. Que ha posibilitado, la obtención in situ, de los capítulos. Y no de forma ilegal, pues el hecho de grabar una señal de televisión nunca fue delito, todos hicimos algo así e incluso con las cintas de cassette y las canciones de la radio, pero a una escala más global y con el sistema actual de Hollywood parece, o nos hacen creer que es un cambio malo. Pero cuantas personas conocen las nuevas series, cuantas acceden después a contenidos de pago y en mejor calidad, como Netflix, citado anteriormente, para poder ver la misma película, por un precio menor que el que se gastó en el cine.
Internet consigue llegar a una mayor población, un contenido que puede estar restringido antaño a una grupúsculo.

William Fleming

Buenas madrugadas, por aquí, tengo que leer aun lo anterior pero quería empezar por aquí para no rezagarme mucho.
Gracias por este punto de unión para todos los amantes del cine.

La democratización del cine se ha convertido en una hoja de doble filo. Ha abierto un enorme mercado, para un público que no podía o no estaba dispuesto a desembolsarse un precio muy alto por un tipo de película que quizás al final no le gustara. Y ha dado la posibilidad de acceder, aunque de manera ilícita a otro estrato social que no podía llegar a ese tipo de películas. Por ejemplo, zonas donde no hay un cine de una cadena enorme y no se distribuye tal o cual película.

La industria está cambiando. Internet ha modificado el comportamiento del cine… Por ejemplo la exportación de series norteamericanas mainstream, a paises donde el doblaje es importate, como aquí España. Ha hecho que salgan a velocidades de días e incluso casí horas capítulos doblados por las empresas de doblaje.
Otro hecho es las ediciones en formato DVD o Blu-Ray, donde a los pocos meses salen después de terminar, como bien dices Hernan esas semanas de testeo de la película en cartel. E incluso en un mercado saturado se han empezado a «fagocitar» diferentes servicios al consumidor.
La velocidad del mundo, la crisis mundial, el cambio de aptitud en el ocio han conseguido ir cambiando los hábitos de comportamiento de la gente. Como bien dices, ya no vamos «al cine» si no vamos a ver una película en concreto. Esa sobre exposición al marketing concreto de un film consigue que olvidemos diferentes opciones que se tienen, en cualquier ámbito.

Como dice Mario Alonso, internet a ha hecho una cosa y es no lanzarse a la piscina con los ojos cerrados. El consumista desea saber antes un producto, para luego dirimir si decide el gastarse en ello o no hacerlo. Cuando estamos en un momento en que las opciones son enormes, nos volvemos más recelosos a gastar de una forma tan despreocupada. Pero ello da un resultado, el cual, cuando el producto es del agrado del consumidor «pagaría lo que fuera» o estaría más solícito a desembolsar su dinero.

Creo que Hollywood como una enorme empresa ha de saber moverse de nuevo y adaptarse de nuevo al cambio. Ejemplos como Netflix dan la sensación que el consumidor no quiere no ver, como dices Hernan, si no que su método de ocio ha cambiado por que la tecnología o la forma de acceder a la cultura ha mutado exponencialmente.
Hace años quien hubiera oido hablar de los «websodes» episodios solo accesibles via web de algún producto, tal como Battlestar Galáctica o The Walking Dead. El mismo hecho del cine en 3d ya ha llegado al mismo hogar con televisiones adaptables a ese formato, están convirtiendo al ocio en masivo, en formas de pérdidas por un lado pero enormes ganancias por otro, debido a que en una sociedad atomizada en exceso de la oferta, tiene que cambiar la forma para el cliente.

Tal como se menciona En los párrafos de Schell , la industria de Holiwood, no se puede ver afectada por la distribución vía internet de productos audiovisuales, y si la afecta es en un grado irrisorio.
Los que pueden llegar verse afectado quizás, sena los videoclubs, pero no la industria del cine. Al contrario, debería verse fortalecida con la posibilidad de ampliar su público…

(Pequeño comentario, creo que el termino «fellinesco», al ser pronunciado por el conductor de la farándula, quizás quiso hacer alusión a felinos, y no al gran Fellini).

Las herramientas como internet, que amplian las posibilidades de acceder a la cultura, no deberían cuestionarse por su rentabilidad económica.
Deberían pensarse nuevas formas de financiamiento, en lugar de restringir la distribución por la web.
Anular la posibilidad de que los productos culturales amplien sus públicos, es concebir la cultura como un bien de consumo, y no como parte del desarrollo de una sociedad, de un individuo.

leonardo mateo

Tratándose de materia prima con la que trabajo normalmente para crear realizaciones nuevas, las imágenes de archivo que utilizo «apropiándomelas» desde la web, son los eslabones con los que se constituye una nueva otra audiovisual, totalmente diferente a la de sus fragmentos (videos) iniciales. Intuyo que al trabajar de esta manera -una modalidad denominada found footage o remetraje por algunos-, estoy más cerca de ser un artista que un ladrón. Eso por un lado. Habría un caso más específico que se considera más cercano a la delincuencia: quien descarga y vende en forma masiva, como un negocio solamente. Ahí sí ya podría llegar a empezar a considerarse una conducta cercana a lo delictivo de este proceder.Lo cual no es mi caso. Pero perseguir a alguien pretendiendo argumentar que se es un «pirata» por el mero hecho de usar otros videos ya creados para un fin diferente al que yo persigo, simplemente no parece tener un buen sustento. Con respecto a la cuestión de si decargar o no descargar para conseguir algo: creo en una especie de ética artística, ligada a eso que se quiere conseguir. Por ej.: no me pesaría en la conciencia descargar una película que gastó algunos millones de dólares para quemar un par de autos y ver cómo el héroe se queda con la mujer cuenta regresiva de por medio y matizado con una tensión que le imprime una posible cuenta regresiva y su correspondiente bomba. La obscenidad la veo más en gasta esa fortuna para una mediocridad audiovisual (taquillera muchas veces) semejante. Si no la descargo es en realidad por desinterés propio en verla. Y venderla, menos aún. Pero si llegara a necesitar un segmento de esa película para constuir un nuevo filme resignificando su idea inicial, considero lícito y hasta necesario proceder de esta manera.

Mario Alonso

Considero que la distribución Internet no afecta realmente a las ventas, porque? Hace dos meses me encontré con una oferta importante la primer temporada de Wlking DEAD a solo 10 dolares en su formato original de distribuidora en amazón. Primero la vi en internet vía on-line luego la descargue con un programa pirata y por ultimo la vi en tv abierta pero todo esto fue antes de comprarla original. Creo que el que quiere ir al cine a ver una peli o comprársela en forma original y no en una feria lo hace, yo nunca ira a ver transformers al cine o Avatar o cualquiera de las que hoy produce USA y tampoco me da la paciencia para verls on-line o me molesto pro descargarlas, en cambio no tengo opción a ver determinados films como los coreanos o los Tailandia o alguno afgano si no es por medio del sistema no legal ya que ni siquiera en los festivales como los de Cinemateca llegan a nuestro país (uruguay). La libre circulación también ponen a la vista a bandas o films desconocidos para nosotros, una estrategia de mercado increíble es la que promueve «Niños invisibles», colgó su documental en internet y saca guita vendiendo un pack pro invasión Uganda y saco mas dinero que el si hubiese tenido un exito de taquilla, el dinero esta solo es que hoy las productoras no tiene la imaginación suficiente como para encontrarlo.

Al igual que ha ocurrido en la última década con el mundo de la música, la libre circulación de contenidos por la red va a acabar poniendo en jaque a la industria cinematográfica tal y como la conocemos. Va a ser imposible que esta sobreviva manteniendo su estructura actual.
El principal reto radica en si será posible seguir realizando super-producciones o películas de alto presupuesto si nadie está dispuesto a pagar por verlas y desea acceder gratis a todos los contenidos. Esto podría parecer un triunfo a primera vista pero no tardaría en acabar lastrando al resto de producciones de menor presupuesto acabando, como sucede en la música actual, avocando a la mayor parte de los creadores a ser amateurs y no profesionales.

Rafael Melgar

1ºInternet es una herramienta estupenda para poder acceder a películas cuya distribución no cubre ciertos países,ya sea en salas de cines o distribución domésticas(DVD y Blu-Ray), vulnerar el derecho de autor supone un riesgo que satisface una «necesidad», ejemplo: en su momento la distribución de «El mismo amor, la misma lluvia» de Juan José Campanella, fue escasa o nula en España, esa obra no pudo verse hasta años después (gracias a al éxito de «El hijo de la novia»)en la actualidad si ocurriera un caso similar la película seguramente estaría en la red.
2ºEl cine es ARTE, pero también es un negocio, la industria Hollywoodiense entiende el cine como lo segundo y para ello se asegura que el producto se promocione por doquier y de esa promoción depende el éxito de peli, hay un documental que define y describe perfectamente esos entresijos: «La historia más grande jamás vendida» de Morgan Spurlock.
3ºReferente a la relevancia de una película en el tiempo en comparación con la recaudación, tenemos un ejemplo más o menos reciente, pregunto, ¿Kenneth Branagh será recordado por «Mucho ruido y pocas nueces», «Hamlet» o por el Blockbuster «Thor»?

Hola buenas noches:

Muchas gracias por esta gran oportunidad de tener un espacio abierto donde compartir conocimientos e información acerca del CINE.

Ya era necesario para poder expresarnos.

Creo que actualmente el internet como medio de comunicación ha sido un gran aliado parta la difusión mundial de la cinematograría, no limitándonos únicamente a un tipo de cine, podemos ver cine de paises que nunca tienen cabida en las salas de cine tradicionales y a las cuales en muchas ocasiones no tenemos acceso.

Marcelo Urtiaga

Creo que el tema es mucho más complejo de lo que se piensa y no solamente está vinculado al tema de la distribución de la película .
Creo que en la sociedad contemporánea el ocio está generalmente vinculado a la banalidad y por lo tanto la desconexión con la rutina lleva en general al consumo de un cine «eficaz».
En segundo término creo que existe una elite consumidora de cine independiente , pero menos culta que la de hace 40 años.

Isabel Núñez

Cuando visité Chilefilms, se mostraron super contrarios a la libre circulación, porque iba en contra de los intereses comerciales, para ellos existe un problema de equilibrio entre los costos de hacer buen cine y la retribución que, de hecho, se convierte en algo necesario. Pero con el advenimiento de las nuevas tecnologìas, esos costos se han reducido notablemente, no es un requisito gastar mucho dinero para tener buen cine, ejemplos, los encontramos en gran número, ni tampoco estaría el problema de la distribución que con la web no es problema, el problema son los intereses que están concentrados en el lucro, y todo el despliegue que se ha realizado en torno a ese interés, con el libre intercambio está peligrando, y no es conveniente para ellos, para el negocio, un buen artista, director, puede hacer llegar su pelicula a todo el mundo si asi lo desea pero talves tendra que buscar en otro lugar, la manera de suplir las necesidades básicas, pero asì mismo, han nacido nuevas formas de financiamiento a proyectos como kickstarter y otras, actualmente la libertad es tan grande, que se vuelve una amenaza de proporciones, y por esto la ley sopa vendrìa a tranquilizar los bolsillos de la industria, o de los comercios asociados. Personalmente prefiero el cambio, la libertad, y la posibilidad de generar nuevos modos de relacionarnos, aprender e intercambiar información, no importa si estos vienen en forma de pelìculas, videos, libros, digitalizados o cursos gratis por la web, estamos en un momento històrico emocionante, construyendo nuevas formas y aprendiendo a volar, sòlo tenemos q cuidar q no nos corten las alas.

Hola buenas noches gracias por esta oportunidad de intercambio de conocimientos y de aprendizaje acerca del cine, muchas felicidades.

Hola a tod@s:

Gracias por tomar en cuenta mi pregunta sobre qué apoyo están dando los compañeros de este curso a la difusión de cine internacional en sus regiones.

Al respecto, veamos algunas:

La respuesta de la compañera Tania Hernandez:

«Mi forma de apoyar el cine guatemalteco ha sido a través de un blog sobre películas guatemaltecas».

Es una forma expedita y muy en boga hoy en día para transmitir información y para la interacción.

Los llamados «blogueros» ya son parte activa del mágico mundo de la comunicación a nivel global. Y el cine usa esta herramienta altamente.

Felicitamos a Tania por su aporte al conocimiento del cine guatemalteco.

Todos podemos ser «blogueros» en nuestros países y contribuir en la medida de lo posible con la proyección de nuestras películas de interés que por una causa u otra no son proyectadas en los circuitos de salas de cine comerciales.

Otro compañero que gentilmente respondió como de manera enriquecedora promueve el buen cine es:

cabe mallo:

Quien ha creado hace muchos años un ciclo de cine en su ciudad en La Plata, Argentina. Al respecto, con los DVD todos podemos usar este medio para crear nustros cines foros, solo necesitamos contar con una televisión, un lector de DVD y un espacio adecuado de acuerdo a nuestras necesidades.

Sería ideal que cada comunidad o vencindad en nuestras ciudades o pueblos, puedan tener como especies de cine clubs en la cual todos los vecinos tomaran esta idea para hacer del séptimo arte un espacio de intercambio y crecimiento del conocimiento del cine internacional.

Como ven en los tiempos que vivimos el cine expandió sus espacios más allá de la eterna sala de cine, está en nuestras casas, en la calle, en los centros de estudio y hasta en nuestras computadoras.

[…] no tiene un cine a su alcance, o porque ciertas películas no llegan a los cines (como comentaba Tania Hernández en el caso de su país) o la sala más cercana es una más de las ya copadas por la distribución […]

imani arriaga

hola,
una vez oi decir a mi maestro (director de cine) decir que el problema del cine es que es muy caro hacerlo (claro se referia a mexico), y creo que es un frase que es utilizable en muchos sentidos. por ejemplo decia hernan en el articulo que si las descargas en internet por un joven publico afectaria el sistema de Blockbuster, y creo que todo viene apartir de que esta industria se convirtio cada vez mas cara debido a esta misma. Por lo tanto las personas que laboran en el proceso de una pelicula tienen que elevar sus precios, por ejemplo en mexico este año aumento la cifra de ventas de boletos de cine en un porcentaje muy pequeño, por que la mayoria de los publicos consumidores buscan opciones mas baratas como la pirateria o la descarga.
Es por supuesto una mala noticia que las personas ya no quieran vivir la experiencia en una sala cinematografia y que prefieran ver las peliculas en pantallas mas pequeñas, aqui en mexico, esto es comun.
Con respecto a los directores independientes, su cine es posible que llegue via a este medio, incluso si yo que soy estudiante no puedo encontrar una pelicula de alguno de ellos la busco en internet con fines meramente educativos, (solo que voy a confesar que nunca he podido descargar una) sin embargo es una herramienta muy util solamente que el uso que le damos a esta no es el adecuado. En lo particular Harmoney korine es un director muy brillante y el es poco comprendido y aveces no es tan facil de encotrar su cine, por ejemplo.
Los directores de decadas anteriores, tenian este problema como lo recalca el articulo pero la gente que tenia conocimiento de ello acuidia y disfrutaba el buen cine y lo comentaba, creo que en la actualidad es algo asi, en mexico vas a la cineteca y si la pelicula te gusto la agregas a tus gustos, o la compartes en el fb, sencillo y la gente ve tu publicacion y acude a la sala, en algunos casos.
es un futuro incierto como en todo, el que le espera a las descargas de peliculas, sin embago muchos de los cineastas contemporaneos pueden hacer algo al respecto por que el cine tambien puede ayudarse, solo falta que alguien lo quiera asi.

Janet pregunta:

¿QUÈ HAS HECHO TU COMO AMANTE DEL CINE PARA LUCHAR PORQUE EN TU PAÍS SE PROYECTE CINE DE CALIDAD DE CUALQUIER PARTE DEL MUNDO, NO SOLO DE HOLLYWOOD?

-He creado hace muchos años un ciclo de cine en mi ciudad (La Plata, Argentina)… que heredado por gente amorosa y laboriosa ha continuado y desde hace años se complementa con un festival internacional que atiende a la producción no hollywoodense y alas producciones extra INCAA…

-He atosigado al monopolio de los cines de acá vía 140 caracteres… La última vez fue luchando por el estreno en la ciudad de «Uncle Boonmee Who Can Recall His Past Lives» de Apichtpong Weerasethakul. Un banner anunciaba el película. Se estreno en CABA. Durante dos meses twittié todos los días, pero fracasé. Por suerte, finalmente, se estrenó en el FESTIFREAK7 (que es el festival que mencioné más arriba)…

-Cuando hablo de cine con mis alumnos del secundario (dicto una asignatura llamada Análisis de los Discursos Visuales) les ofrezco una dieta variada…

cm

La industria cinematográfica se encuentra hoy en crisis y en proceso de cambio; cada día es mayor el número de festivales de nuestro país que desaparecen, de rodajes con grandes presupuestos cancelados, de descargas ilegales por Internet, de salas vacías y de obras que no llegan al público.
Se presentan amenazas para el sector, pero también aparecen oportunidades. En el caso del cine independiente, a través de las nuevas formas de exhibición en Internet, aparece la oportunidad de traspasar las fronteras de los festivales y llegar a las pantallas del público de cualquier lugar del mundo . El problema es que únicamente el público especializado e interesado en el sector se preocupa de buscar títulos alternativos a los que aparecen en la cartelera. Es por ello que se hace necesario educar a los públicos y ofrecerles estas obras de una manera interesante, atractiva y con un valor añadido al que se ofrece en las películas que se proyectan en las salas de los circuitos comerciales. Hay que empezar a modificar las clásicas ventanas de exhibición para hacerlas más dinámicas y adaptarlas a los tiempos en los que vivimos.

El acceso a internet, que ya es considerado un derecho fundamental, trajo consigo cambios trascendentales para la sociedad moderna; la difusión de la información y del arte en todas sus expresiones ha permitido que los seres humanos nos desarrollemos de una manera integral y libre. La libertad de expresión comprende tres facultades interrelacionadas: buscar, recibir o difundir información u opiniones por diversos medios, dichas facultades deben de ser libres en todo sentido. Que una persona gracias a unos clicks de distancia pueda disfrutar del séptimo arte es un derecho y nunca debe ser perseguido porque las grandes corporaciones cinematográficas puedan perder unos cuantos millones de dólares cuando su fortuna asciende a cifras descomunales.
Hay que verlo desde el punto en que los ciudadanos de los países latinoamericanos prefieren ahorrarse el precio de la entrada al cine, que por cierto cada vez aumenta y que por lo general únicamente tienen en las salas películas de Hollywood y muy rara vez nacionales o de autor, para invertir ese dinero en comida, si en países como Guatemala las personas se mueren de hambre mientras los perros burgueses comen pasteles finos.
Tengo que aceptar que gracias a sitios como Megaupload (que en paz descanse) tuve acceso a un sinnúmero de films que en mi vida hubiera podido conseguir en un Blockbuster. A pesar de la posible centralización del espectador en ciertas películas que la publicidad o el mass media le imponen, hay otra parte del espectador que quiere otras cosas, que quiere que una película le haga pensar algo más que la belleza del actor o actriz, es aquí donde el autor debe llegar por los mismos medios o el boca a boca.
El autor nunca muere, podrá disminuirse, pero no morir debido a la piratería de su obra, al contrario el valor de su arte aumentará en relación a la audiencia que le aprecie y le busque por cualquier medio. Además, citando a Godard, el autor no tiene derechos solo deberes, y su deber es crear y compartir.

VALENTINA AGUIRRE

No había tenido oportunidad de leer con calma el articulo.. me parece muy interesante y me parece que estoy bastante de acuerdo con Herman.. por lo otro lado y leyendo un poco algunos comentarios de los compañeros y aun cuando paradójicamente no soy la persona mas amante de la internet o de las megas tecnologias creo que definitivamente todo va cambiando, todo se mueve y nosotros debemos ir adaptándonos a todos estos cambios… estos cambios para algunos serán favorables y para otros no, pues igualmente si vemos hacia atrás nos daremos cuenta que desde la aparición de la Internet. ésta favoreció y enriqueció muchísimas cosas y personas y acabó también con cosas y empresas.
Admito desconfiar mucho de la calidad de las películas holliwoodense, pues no sé hasta qué punto AVATAR por ejemplo, es una de las mejores películas de esta década o quizá la PELÍCULA MAS COMERCIALIZADA, VENDIDA E IMPUESTA por esa industria que claramente ha perdido sus facultades artísticas para darle paso solo a que nosotros, los espectadores: CONSUMAMOS, CONSUMAMOS, CONSUMAMOS…. lamentablemente, cine malo o mediocre.. pero que siempre consumamos!!!

Janet Zulueta M.

Hola a tod@s:

Comienzo esta nueva intervensión citando una opinión del compañero anterior Marco Placarte:
«…Qué debo hacer para poder ver ese tipo de películas entonces? ¿Ir directamente al país de origen, o sea a Corea?…»

El compañero comenta de su infortunio en no conseguir el video «original» o por internet de una pelìcula coreana recomendada por el profesor.

El monopoio de la industria del cine hecha en Hollywood contribuye a esto, el poder de su mercadotenia que no tienen otros aun continua.

Estamos en el siglo XXI y a pesar de la era de la aldea global del internet y demás medios interactivos, son las películas nortemericanas las que veremos en las marquisinas de la salas de cine en su mayorìa y a la que tiene acceso cualquier vecino.

Son entonces las cinematecas y las salas de ensayo, las que puede en su momento tener el cinélifo la opción de ver un cine màs alla de la tierra del Tìo Sam.

Nosotros como amantes del cine somos uno de los que no hemos puesto mucho de nuestra parte (no todos) para insistir en que sean establecidas leyes o reglamentos para que el cine internacional, no solo de Estados Unidos, sea proyectado en las salas de cine y vendido en DVD originales.

Lo mismo pasa con nuestros cines nacionales, que son «extranjeros» en nuestro propio paìs y los cineastas tienen que «rogar» a las salas de distribución que le asigne un espacio para la proyección de sus filmes.

Complejo y eterno problema de la cinematografía que un persiste en nuestro tiempo y del cual no podemos mantenernos al margen por ser los principales perjudicados.

Ante eso les pregunto a los compañeros:

¿QUÈ HAS HECHO TU COMO AMANTE DEL CINE PARA LUCHAR PORQUE EN TU PAÍS SE PROYECTE CINE DE CALIDAD DE CUALQUIER PARTE DEL MUNDO, NO SOLO DE HOLLYWOOD?

Tania Hernandez

Mi forma de apoyar el cine guatemalteco ha sido a través de un blog sobe películas guatemaltecas, por si quieren visitarlo, se llama películasguatemaltecas.blogspot.com y reseñando algunas películas nacionales. Además, ya que preguntan por apoyo concreto, se está promoviendo la firma de una petición para que Guatemala entre en el programa Ibermedia, de tal forma que los realizadores tengan opción de realizar más y mejores películas. La petición es una iniciativa del director Alejo Crisóstomo que ha colaborado con directores chilenos en películas cuyos fondos han provenido, entre otras fuentes, del fundraising. Si quieren ayudar firmando esta petición: http://www.peticiones24.com/guatemala_en_ibermedia. Gracias.

Marco Plancarte

Yo creo que todo este asunto se reduce a la posibilidad de acceder a cierto tipo de cine, de la forma que sea: directamente en una pantalla de cine, en un videoclub, en una tienda, en internet, etc. Creo que muchos cinéfilos (yo me incluyo entre ellos), estaríamos totalmente dispuestos a pagar por ver, rentar o comprar una película «no hollywoodense», el problema es que no hay cines que las proyecten y nos den la posibilidad de pagar por verlas, no hay videoclubs que las renten o que las vendan y nos den la posibilidad de pagar por ellas, etc. La única posibilidad que tenemos es verlas por internet sin pagar directamente por ello (digo directamente porque de alguna u otra forma se etá pagando por el servicio de internet). Nos vamos a abstener de verlas solo porque la única opción que se nos ofrece para verlas es justamente sin tener que pagar por ellas? Yo en lo personal no me voy a abstener.

Sin ir más lejos, un ejemplo muy cercano para todos los que estamos tomando este curso. Hace algunos días Hernán nos sugirió que vieramos películas de Lee Chang-dong para el siguiente tema del curso, y nos sugirió cinco títulos. De esos cinco títulos, obviamente nínguno estuvo nunca en cartelera en mi ciudad, no he encontrado ninguno ni en los videoclubs comerciales (Blockbuster), ni en los videclubs «artísticos», ni para su renta ni para su venta, no he encontrado nínguno en los tianguis de piratería, y aún en internet solo he podido encontrar para descargar la de «Oasis». ¿Qué debo hacer para poder ver ese tipo de películas entonces? ¿Ir directamente al país de origen, o sea a Corea? ¿Comunicarme con el señor Chang-dong para pedirle amablemente que me facilite una copia de sus películas? ¡Por favor! seamos realistas, en muchos casos el internet es la única opción que tenemos para ver cierto tipo de películas, que esa única opción sea «gratuita» es algo extra.

Continuo sosteniendo que la denominación de “popular”, “buena”, o “mala” por colocar un calificativo en una obra, en este caso de una película dependerá de la validación sociológica de los críticos, expertos y de la cultura del receptor fundamentalmente; pues para muchos que se le dé un Oscar, eso sobra y basta para que sea considerada una obra de arte suprema y me parece que no es así.
No solo en el cine sucedió, sucede que una película no sea bien recibida por la crítica, por los expertos, por el público que podría ser influenciado por…, si vemos en la historia de la música, La Consagración de la Primavera, de Stravinsky fue abucheada por el público francés de la época, y el compositor y el coreógrafo –Nijinski- tuvieron que salir por una ventana del teatro de los Campos Elíseos ; pero Diaghilev les aseguro que llegaría el momento en que la obra fuera reconocida como tal, pues la obra rompió con los esquemas clásicos de la música y el ballet en ese entonces; además de la propuesta estética-política que lleva dentro.
En cuanto a lo Dantesco y Shakespereano de Fellini, me parece que en la Strada, nos muestra por medio de Giulietta Masina, un papel, unos cuadros a un nivel de expresividad corporal un tanto diferenciado de lo infernal y lo trágico, es más considero que los coloca en el plano de la compasión.
Las artes en general están siendo globalizadas y por tanto esto genera una nueva fase de concentración y una opción frente a ello es cultivar nuestra postura estética para abrir el abanico de posibilidades de la llamada validación sociológica; es por ello que antes mencioné que lo fundamental es el nivel de cultura del receptor, ya que este último puede ser orientado hacía cierto gusto como lo dice Rosenbaum en Las Guerras del Cine.
Estamos de acuerdo con el maestro Hernan Schell cuando dice: No obstante, yo dudo mucho que Avatar y la utilización creativa del 3D pueda hacer que la gente vaya por mucho tiempo a las salas y deje de bajarse películas o esperar al DVD para verlas; ya que considero que así como los avances tecnológicos puedan ayudar parcialmente a la industria de Hollywood, también podrían convertirse en una espada de doble filo.
Si me lo permiten en mi opinión como aprendiz de seductor, jajaja, como aprendiz de crítico, no estaría en total acuerdo con que el deber primordial del crítico debería ser simplemente informar, ampliar como sea el espectro cultural en un mundo cinematográfico cada vez más cerrado. Consideraría que, una de las responsabilidades fundantes del crítico de arte en este momento determinado es, encontrar dentro de las diferentes propuestas estéticas el razonamiento crítico – incluyendo películas no tan intelectuales- que permita al receptor, reinterpretar el cine de manera amplia y poco conservadora; espero explicarme con el siguiente ejemplo de la película La Red Social, en una de las escenas el único amigo de universidad de Zuckerberque, Eduardo Saverin, interpretado por Andrew Garfield, es insultado por Justin Timberlake, quien interpreta a Sean Parker creador de Napster , quien solo quería darle a Saverin un cheque con una cifra ínfima, llamar a seguridad para que lo echasen y además lo agrede ficicamente, a los cual Zuckerberque, interpretado por Jesse Eisenberg, le dice a su socio basta que deje de humillar a su antiguo amigo; en este recuadro hay un dejo de retorno a la condición humana que, el crítico debe sino rescatar plantear al público, y no caer en solo ver dicha película como la expresión del capitalismo en esta fase de su desarrollo –que si por cierto lo es, no es lo único que se expresa.

Gracias Hernan por tus comentarios, los cuales son bastante acertados, comparto en gran medida; espero tus comentarios sobre lo que mencioné; un fuerte abrazo y saludos para todas y todos.

Diego Vázquez Meizoso

Sólo una anécdota:

Estoy coordinando un programa de cine en la ciudad donde vivo, a través de la red de centros culturales. Proyecciones y coloquio, talleres, música, mesas redondas…

Todo desde el punto de vista de la divulgación y la educación, todo entrada gratuíta, para todos los públicos y para la vecindad de los distintos barrios.

Por cada película proyectada, para, repito, un grupo de no más de 70 vecinos, en centros culturales de proximidad, etc. debemos pagar a las distribuidoras (hablamos de Sony, Warner, etc.) entre 180 y 300 €.

Entiendo que esas películas tengan un «dueño» (por unas causas u otras), pero creo que el tema de la propiedad en este ámbito SE HA VUELTO UNA LOCURA, cuando por proyectar Potemkin, rodada por un director soviético en 1925, debe pagar el organizador a una multinacional, y si no paga, no puede ofrecer ese producto.

De locura.

Que sea bienvenido Internet, la libre circulación y LA CORDURA.

Amo los avi, CDs & DVDs virgenes, los mp3, los FLAC, los cassettes, las fotocopias… pero nada se compara a ir al cine, leer un libro o escuchar un disco mirando la portada…

Sólo diré ésto…
Si no existiera el download, no hubiera visto y escuchado muchas cosas…

Janet Zulueta M

«Si no existiera el download, no hubiera visto y escuchado muchas cosas»

Lo mismo digo sobre tu intervensiòn compañero Cabe Mallo, mi Tesis de Postgrado todo el material biblioghràfico lo investiguè en intenet, no tuve necesidad de ir a biblioteca alguna.

Y en cuanto a pelìculas, en los ùltimos dos años, màs he visto filmes por esa vìa que por las salas de cine, por la problemàtica que tiene Venezuela los distribuidores al no contar con divisas para importar, por la prohibisiòn de control de cambios que tiene el gobierno actual.

Me voy a limitar de ver pelìculas que quien sabe cuando llegaràn al paìs por no verlas por internet?

La respuesta es NO.

Tania Hernandez

Creo que la distribución libre de las películas (para mí no es un eufemismo) ha democratizado el acceso al cine. Yo lo veo en Guatemala, por ejemplo. En la época de los videoclubs, tenías que tener mucha suerte para encontrarte a un cinéfilo que fungiera de empleado del recinto. Tenías que ir ya con una idea clara de lo que querías, porque el o la que te daba las películas no tenía idea. Además, como dijo Hernán, el apartado para cine no Hollywood era muy pequeño. En la actualidad, los distribuidores de películas piratas están enterados de lo que va cada película, te asesoran y además tienen cada uno su área, de tal forma que si quieres ver películas europeas vas a uno que las tenga, si quieres nacionales, vas a otros, etc. La distribución de las películas nacionales se ha visto beneficiada (muy a la idea capitalista original) por la oferta y la demanda. Las ventas de películas así como los cines tradicionales (por lo menos en países con una producción de cine que recién está en auge) no apuestan por el cine nacional, sino que están monopolizados, como ya se dijo, por la indurstria hollywoodense. Este tipo de distribución alternativo ha hecho que sea el cinéfilo el que determine qué películas va a ver y cuándo, y no esté limitado a la oferta de la industria de distribución.

En cuanto a la retribución de los autores. Los autores son los que menos ganan en la distribución. La que gana es la industria y los que hacen el mercadeo. Aparte, tomando en cuenta, como dice Hernán, que el desarrollo de internet es una realidad a la que no se puede dar un paso atrás, se están buscando alternativas para que tanto el productor como el autor obtengan aún ganancias, o, por lo menos, recobren lo gastado en la realización y producción. Algunas de ellas con el crowdfunding y la venta de objetos relacionados con las películas. Debe recordarse que las películas más taquilleras en los últimos años han obtenido más ganancias de la venta de muñequitos, playeras, etc, que de la venta de entradas al cine. Los festivales y las premieres (con todo y actores) son una fuente de ingresos, además del DVD que te de algo que no te da la copia. Para algunos cinéfilos es importante, por ejemplo, tener la edición especial de Barbarela, con todo y la cajita de metal.

Hay que ver, también, que el internet ha facilitado no solo la distribución de películas con menor presupuesto y de países con menos posibilidades, sino también la colaboración entre personas de distintos países. Es más facil, por ejemplo, que la música se haga en Japón, el crew sea hondureño, y los subtítulos se hagan desde Canadá y Francia.

El hecho de que el trailer o hasta la película esté disponible en internet, le sirve también al director y al productor de tarjeta de presentación para que se le invite a participar en proyectos, festivales, congresos, etc.

Gracias al internet, los blogueros pueden reseñar películas de cualquier país, lo que también es una propaganda para el director que no cuenta con el apoyo de los medios tradicionales. (dígase de paso que el bloguero muchas veces también trabaja de gratis, por lo tanto su trabajo se ve como recompensa hacia el autor por la posibilidad de ver su película)

En fin, para terminar quisiera equiparar la libre distribución de películas, con este curso gratuito. Todos ganamos no solo por la clase, sino por el intercambio. Saludos a todos.

Janet Zulueta M

Hola a todos:

Comanzamos esta tercera intervensiòn con una frase que escribió la compañera de curso Tanìa Hernàndez:
«Gracias al internet, los blogueros pueden reseñar películas de cualquier país, lo que también es una propaganda para el director que no cuenta con el apoyo de los medios tradicionales».

Internet es el invento comunicacional del siglo XX y XXI, en el caso del cine su inherencia y novedad ha sido tanta que hoy en dìa tambièn se estàn produciendo filmes para ser vistos a travès de You Tube.

En cuanto los blogueros es cierto, es un medio de expresiòn en el cual el cinèfilo tiene la posibilidad de informarse, educarse y comunicarse sin influencia del monopolio hollywoodense o europeo.

He leido en este foro las otras intervensiones en las cuales manifiestan su inconformidad por el uso de internet para bajar pelìculas, en mi opinión considero que debe haber libertad para todo como mundo libre que se aspira ser.

Siempre el cinèfilo tendrà la elecciòn de disfrutar de un filme en pantalla grande (lo ideal, vìa internet o DVD o cualquier otro medio (You Tube), etc.

Eso es lo maravilloso de la era actual, al diversidad de ver, leer, oir y comunicarse: la ALDEA GLOBAL.

En primer lugar, debo decir que mi postura es en contra de la piratería, no sólo de la descarga ilegal sino de los “puestos mantas” y demás copias ilegales de música y películas.
El modelo que usted plantea atañe solamente a la industria americana, Hollywood, pero la cuestión europea también existe así como la necesidad de pensar en los problemas que las descargas causan a los demás continentes.
Entiendo que Hollywood haya centrado o “cerrado” su cine al mero espectáculo o pasatiempo para la sociedad con los “blockbusters”(es parte de su modelo de vida e historia cultural), pero los verdaderos amantes del cine (a los que usted opina interesan las críticas) son ajenos a esas prácticas publicitarias. Los que disfrutamos con las películas porque las consideramos parte de nuestra búsqueda del conocimiento o como referente para nuestra existencia, obviamente aborrecemos las prácticas ilegales de los espectadores con ganas de buscar una evasión del mundo como cualquier otro modo de ocio. Las películas tienen autores, son los creadores que han dado su tiempo, sus conocimientos, su esfuerzo y trabajo para crear un producto (película) con la que la gente disfrute y pueda enriquecerse con ella. Por mucho que algunos digan que la cultura es “libre” merece tener su reconocimiento, su recompensa para seguir existiendo. Una película cuesta millones, trabaja muchísima gente que emplea dos, tres e incluso más años de su vida en hacerla, y es obvio que merece su justa retribución.
Si hablamos de socialización de las películas, hablamos del modelo en el que se establezcan los medios sociales adecuados para que tales films alcancen el objetivo de ser beneficiosos para la sociedad, ayude a que ésta se desarrolle (como, entiendo, el Arte tiene como fin). Sin embargo, ¿hasta qué punto supone un desarrollo integral de la persona el que esté bien visto que la cultura deba ser libre de autor? Con las descargas ilegales se crean falsos conceptos que incitan a creer que “robar” una película no es un delito grave. Moralmente lo es, y en algunos países jurídicamente también.
Se han cerrado muchas productoras, la quiebra de la industria cinematográfica parece inminente y sólo podrán quedar los grandes estudios y los autores de renombre con ya un estatus y estabilidad financiera para arriesgarse en sus proyectos. Los que perdemos somos nosotros, los cinéfilos, porque ya no se alienta a los nuevos cineastas a que potencien y desplieguen sus dotes. ¿Quién va a arriesgarse hoy día a plantearse una meta en el cine si ya ni la sociedad te lo valora? Pero también sufre el resto de la sociedad, los que tienen el séptimo arte como ocio alternativo y que disfrutan con los “taquillazos” porque cada vez estarán más atados al marketing y la publicidad anulándoles su voluntad como personas.
La “libertad” que da Internet se puede utilizar bien y mal. Bien, si son los propios autores los que deciden que su película se pueda descargar y distribuir entre los internautas (es una forma de promoción y de comunicación, como los creative commons). Mal, si gente ajena a la industria (que generalmente ni tiene en cuenta el valor cultural de las películas) opta por saciar su necesidad de consumo, es decir, disfruta de algo egoístamente (roba cuando otros pagan por lo mismo) y sin tener en cuenta el perjuicio a las personas que se han esforzado creando aquello. Eso es la verdadera “cultura de socialización”, el demostrar que consideras que tal película merece la pena pagar por ella (yendo al cine, comprándola o alquilándola), les das un valor y compensas a los que la han hecho y les alientas para que sigan trabajando en otros proyectos. No nos engañemos, todo vale algo, y todos queremos que nuestro trabajo sea recompensado.

Miguel Suárez

Estoy totalmente de acuerdo con Cintia. Es realmente una pena que el trabajo de los artistas no se vea como trabajo, así como que el texto inicial esté tan dominado por el cine comercial y de masas. Creo que hay que tener muy en cuenta eso de usar BIEN internet, es decir, para conocer y NO para robar.

Sergio Blanché

Hola a tod@s!
Cuantas puntas tiene este segundo tema planteado por Hernán?
Casi tantas aristas como un poliedro poli…
Bueno, para poder responder a la consigna, sobre todo a la primer pregunta y luego de leer los comentarios (hasta ahora) creo que es importante no perder la perspectiva del contexto desde el que cada uno proviene (no como justificación sino como realidad “social, política y cultural” a la que todos deberíamos tener “el mismo derecho mas allá de nuestro origen, residencia o posibilidad económica y porque no cultural” y eso por los comentarios varía «bastante» (por suerte) y nos posiciona: …no es lo mismo tener la posibilidad de acceder a un centro cultural, a un multicine, que tener un solo cine en tu ciudad y encima con la peor película comercial de hollywood cada fin de semana (salvo excepciones que me sobran los dedos de una mano para mencionar), además si quiero comprar una película tengo que trasladarme a un “shopping” y aquí las opciones no difieren mucho de las mencionadas anteriormente, ni hablar de los videoclubs (en vías de extinción el menos por estos lares); es decir “estoy en contra de la piratería” pero de no ser por la posibilidad que Internet me ha brindado las únicas posibilidades de ver o poder acceder a muchas películas jamás en mi vida hubiese podido acceder a ellas, ¿es justo? ¿tengo que mudarme? ¿esperar que cambie el medio socioeconómico? ¿las preferencias culturales?…
Por otro lado, otro punto importante es que el conocimiento se basa en el conocimiento anteriormente generado, es decir que para generar algo (una obra de arte), mas allá de la capacidad, de la inspiración, de la creatividad, hay que tener “una base” que no surge de la nada, hay que haber leído, visto, etc, etc. (la generación espontánea no crea obras de arte, no?) (el fín de una obra de arte no es la parte comercial, no?) sino la difusión, la apreciación de la misma, lo que genera, etc.
Internet ha sido una gran oportunidad para quienes vivimos en lugares pequeños donde no llega nada mas allá de lo comercial, ni tenemos forma, ni poder para marcar tendencias, no hay posibilidades mas allá de rastrear en Internet, de comentar y discutir con otros pocos “cinéfilos” que se atreven a visionar algo mas allá de Hollywood (y la cultura acumulada por cierta manipulación para imponarse)… (y ojo que no reniego de todo el cine norteamericano, sino que me refiero a la parte comercial, a la simpleza, a los 200 coches chocando entre sí y contra todo lo que esté a su alrededor, a las explosiones, a la bandera yanqui flameando una y otra vez, a tantas escenas repetidas y…)
Respecto de la segunda interrogante la transformación de la industria cinematográfica podrá surgir por la creación de licencias que permitan respetar los derechos de los autores y permitir la difusión de los creadores fuera los circuitos comerciales garantizando la igualdad a todos los posibles espectadores, creo que se trata de oportunidades, no de obligaciones! ¿Quizás como en el software deberán empezar a pensar en licencia «creative commons» dando libertades a cambio de mantener los derechos aspectos que no se mencionaron pero creo que son más graves en las remakes que se apropian de obras ajenas sin mencionarlas… no? Generar o recuperar ganacias a través de las compañías o servidores de Internet (que en muchos casos son los intermediarios de muchas obras de artes que se llevan las ganancias de los artistas) y no los simples usuarios que vemos o apreciamos las obras (ya sean películas, libros, etc.) al menos así creo yo que puede empezar a cambiar y a generar «igualdad»…
Saludos,
Sergio desde Florida, Uruguay.-

p.d. En uno de los comentarios vi algo acerca de la superficialidad de Internet, en mi opinión la profundidad en la que uno puede navegar en Internet depende de muchos factores, entre ellos: la capacidad de búsqueda y de la perspicacia así como en la dedicación en la lectura de muchos y muy buenos artículos, libros, videos, etc, etc, como los hay en todo el ciberespacio (por ahora bastante democrático, (mas allá de ciertas leyes nazionalistas que se quieren adueñar del conocimiento) y la z no es falta de ortografía…

Janet Zulueta M

Hola a todos:
Interesante ensayo que nos ha expuesto el profesor Shell.
En este segundo comentario lo comienzo citando una frase de su texto:

…»parte de la idea de la socialización de imágenes, de bajar música, tiene que ver también con la satisfacción de saber que uno puede burlarse un poco de una industria gigantesca…»

Eesta era de la globalización y masificación de las comunicaciones y la tecnología ha sin duda contribuido a que el cine tiene hoy en dìa otras formas de «verse», independientemente de lo negativo que para la industria cinematográfica signifique a nivel financiero por la pérdida de parte de sus ingresos por la realización de un filme.

Ver una película de extreno bien sea por internet o DVD, que por trabas de distribución en el país no ha llegado y nio se sabe si llegarà (como ha pasado en Venezuela), es para el espectador una ventaja que antes no tenía.

Me ha pasado mucho ultimamente, filmes como La Dama de Hierro, Midnight en París, A single man, Los Idus de Marzo, entre otras las he podido ver por otras vìas diferente a la convencional (sala de cine).

Pero como espectadora les comento que jamàs serà igual ver una pelìcula en un televisor o una pantalla de computador con verla en una pantalla de una sala de cine por pequeña que sea.

Para concluir por ahora en este foro, sobre el tema del monopolio de la industris hollywoodense en las salas de cine, sin darle oportunidad a las pelìculas naciones e internacionales de caràcter independiente, es un tema que es por todos reconocido en el mundo, pero el peso y el poder de esa industria es tan fuerte que no hay ley que haya podido con esa industria y sus tentàculos.

Un ejemplo muy simple de ello lo acabo de ver ahora en el Twitter cuando en el Twitter oficial de @TheAcademy (La Academia), a diario hace encuestas a sus seguidores y las pelìculas a votar o seleccionar son solo realizadas en Hollywood, este es la encuesta de hoy:

Goodfellas is battling Beauty in the Beast in today’s #OscarMadness bracket. Vote for your favorite here http://on.fb.me/GDtQBf

Porquè no hacer encuestas entre pelìculas de factura de Hollywood y las independientes?

Lo que dices es lógico Miguel, nadie lo discute… por eso puse que sería una UTOPÍA. Sin embargo no respondes sobre el tema de las fotocopias que debes haber sacado mil veces!!!

hola, primero felicitarte por que estoy encatada en el curso, me parece interesantisimoo jajaja.
yo trabajo en un cine, de proyeccionista, y se nota mucho este tema, mas que nada por que el 80%, de echo me atreveria a decir el 90%de las peliculas son yanquis.eso no quita que algunas sean buenas o malas. pero si es verdad que casi todas estan dedicadas a niños o adolescentes,vamos cine en familia. y me fastidia por que hay millones de peliculas «de otros paises»que son dignas de ver.por ello, internet es verdad que da esa oportunidad que no dan muchos cines, pero por otro lado, el90%de la gente seguira descargandose y «veneficiando a Hollywood»con sus masivas descargas de cine hollywoodiense.
como bien has dicho cada vez es El mundo cinematográfico (y quizás no sólo el cinematográfico) se ha vuelto, paradójicamente, más global y más concentrado.
antes veias una pelicula en el cine, y te acordabas de todo, cada movimiento, y lo saboreabas.sin embargo hoy (la mayoria de la gente)ve pelis por que se pueden descargar y por verlas, no quieres analizarlas ni saborearlas, por ello algunas veces me da rabia la gente va de bua he visto millones de peliculas, me las descargo y tal y cual,pero realmente miran la pelicula no lo ven, no lo saborean.

Comprendo tu punto Miguel, estás en lo correcto, parcialmente. Si esa es la política, los límites entre piratear, robar y plagiar son muy sutiles, dependiendo de la persona y sus ideologías sobre determinados temas y no tanto en lo que respecta a las leyes que lo prohíben o sancionan. Lo que me pregunto es… si bajar películas o múscia de internet es robar, ¿por qué se permite la existencia de programas para hacerlo? Creo que porque al igual que cuando saco un libro de una biblioteca y lo fotocopio para quedármelo en casa y estudiar, nadie lo puede controlar. De hecho en todos los colegios públicos y privados, universidades, etc. se trabaja con material fotocopiado y no es robo ¿O sí? Insisto, moralmente hay cuestiones difíciles de tratar como este tema, sin embargo los límites no son siempre claros y no a todo se lo puede medir con la misma vara. Eso pasa cuando se comercializa el arte. El cine, el teatro, la literatura no debería ser un modo de vida que genera lucros por unidades de la obra vendida. Debería ser popular, gratuito y con acceso a todos (una utopía claro está) El hecho de que tú no bajes películas o música de internet no significa que nunca hayas pirateado nada, porque como te puse en el ejemplo, me imagino que alguna que otras fotocopias has sacado de libros que no has comprado, aún siendo de bibliotecas si vamos al caso… no atendiendo a las pequeñas letras que dicen… «este material no puede reproducirse» Vamos!!!

Miguel Suárez

Héctor, los artistas y creadores tienen que comer y tienen derechos. Aunque Chaplin comiera una bota en «La quimera de oro», eso no es verdad, es una película, los artistas comen créeme. Hay muchos cocineros que les gusta cocinar, entonces ¡Qué lo hagan gratis!, arquitectos que les gusta construir ¡Qué lo hagan gratis!, médicos que les gusta curar ¡Qué lo hagan gratis! Y así hasta el fin.
Así que eso de libre, gratuito, porque a ti no te da la gana de pagar, olvídate. La piratería es un ataque económico y además es un ataque moral, porque se imponen unas formas de consumo que no valoran a los creadores, lo cual les puede llevar a la desaparición y al pirata a la deshumanización.
Aquel que se descarga, ha perdido el concepto, no solo de arte, que también, sino el de socialización, que permite que los seres humanos sean valorados por sus iguales por aquello que hacen.

barbara peleteiro

Miguel, este tema no es hablar simplemente de piratería.
A todos los que nos gusta producir audiovisuales de forma independiente, totalmente independiente y autónoma, internet es un gran medio de difusion. Tambien podemos elegir nosotros como autores, el dejar libre nuestras creaciones para todos.
No siempre la creación de un producto tiene como finalidad UNICA la retribucion económica. Muchas veces, y sobre todo para lograr narraciones que no esten atadas a lo que exije una productora, uno hace cosas simplemente por el placer de hacerlas y para disfrutarlas con otros que están al otro lado del mundo.
Hoy por hoy hay festivales en los que el público selecciona el material para exhibicion publica…y es genial!!

Opino exactamente lo mismo Bárbara.

Miguel Suárez

Yo también estoy de acuerdo con eso. En ningún momento lo he negado. Es más si lees uno de mis últimos párrafos de mi primer post en este tema hablo exactamente de eso. Además también creo que aquel que quiera puede poner su obra en Internet, pero el que quiera, por lo tanto lo subirá él o el poseedor de los derechos y no un pirata sin autorización. Yo también estoy entre los que producen sin un interés lucrativo y ponen SU obra, NO la de otros, a disposición del público. Pero apuesto por respetar al resto y defender sus derechos, porque los Derechos de Autor son DERECHOS. Lo que decía Héctor atenta contra los derechos de los autores y los destruye, lo que dices tú no lo hace porque hablas de TUS creaciones. Es una diferencia abismal.
Y estoy de acuerdo con que no es solo para hablar de piratería, es más, mi primera intervención lo que he hecho es responder a la eufemística pregunta (y poco acertada, por cierto) que se planteaba. Pero luego he hablado más de piratería porque es donde se ha centrado el debate.

Ricardo Bolzán

Me gustó el modo en que se abordó el artículo, tanto desde el punto de vista del cine del siglo XXI como también analizando épocas pasadas. Empezar hablando de Fellini y terminar con Avatar podríamos decir que marcan dos extremos opuestos.
En cuanto a la consigna, y refiriéndome específicamente al tan profetizado «fin del cine como consencuencia de la informatización de películas», es muy difícil que suceda por una razón: la experiencia del cine. A mi entender cualquier espectador, quiera aceptarlo o no, comprende la gran diferencia que existe entre ver una película en casa a través del medio que sea, incluso teniendo blu-ray y proyector propio, e ir a una sala de cine con una entrada en la mano. El cine es el cine, no sólo por el hecho de estar en una butaca cómoda viendo un film proyectado en una pantalla más grande que la hogareña, sino por el conjunto de «features» que acompañan. Desde sacar la entrada y comprarse el balde de pochoclo hasta salir del cine, pasando por la sensación que todo espectador siente cuando se halla en una sala junto a personas que desconoce reunidos para el mismo fin. Ni Megaupload, ni Cuevana, ni Netflix o cualquier otro sitio de películas en red, legal o ilegal, puede llevar a cabo la experiencia del cine. Por esto creo que a pesar de las múltiples formas de economizar y socializar la visión de películas, el público de cine va a seguir existiendo siempre. Ahora bien, es verdad que se pueda llegar a producir una disminución de espectadores que elijan el formato hogareño, ya sea a través de films online o piratas en lugar de la experiencia del cine y que ante esto Hollywood desarrolle nuevas formas de atracción a una sala. Pero, desde mi punto de vista, es muy difícil, casi imposible diría, generalizar un público de cine. Es decir, no todo el mundo mira películas en cuevana, no todo el mundo está dejando de ir al cine. Ésto puede verse claramente en las recaudaciones de la nueva moda del «re-estreno» y recordar que películas que cualquier espectador medio ya conoce, como Volver al Futuro o Scarface (que sigue vigente en cartelera) son elegidas por encima de nuevas producciones al momento de comprar una entrada de cine.

Hernán Schell

Cómo estàs Marco:

No, ahora no se producen màs pelìculas que hace cuarenta años. De hecho entre la dècada del 30 y 60 (momento en el cual existìa ese esquema en donde 9 de cada diez pelìculas daban ganancia) Hollywood produjo más de 50000 films y era normal que un director dirigiera -por lo menos- una pelìcula por año. De hecho se producìan màs pelìculas que ahora, en parte porque el tipo de modelo de producciòn estaba hecho para producciones en serie (llenos de trabajo por encargo y gente muy especìfica ocupando puestos muy especìficos). Por otro lado, esas mismas productoras se dedicaron durante mucho tiempo pura y exclusivamente al cine como forma de entretenimiento, cosa que por supuesto se fue diversificando al punto tal que ahora cualquier productora de cine se encarga, ademàs, de productos televisivos o para consumo de Internet.

Despuès seguirè con otros temas.

Saludos.

HS

Marco Plancarte

Gracias por la aclaración Hernán. Entonces si ahora se producen menos películas que antes, y por otro lado hoy la población mundial es mucho más numerosa que hace 40 años, qué es lo que está sucediendo? La gente está yendo menos al cine? o todo el mundo va a ver la misma única película, dejando de lado todas las demás? Eso me parece aún más preocupante porque nos habla de una pérdida de diversidad, no en cuanto a las películas producidas sino a lo que la gente está decidiendo ver.

Saludos.

Miguel. Lo mismo se decía cuando surgió la televisión, específicamente los aparatos de video (el cine se termina con esta tecnología) y en esencia algo pasó, pocas personas hoy van al cine si comparamos con décadas anteriores. Lo mismo pasa con la música, con los libros y seguirá pasando. Sea cual sea el soporte que se utilice hay ventajas y desventajas en internet, no puedes negarlo. Si quiero ir a disfrutar una buena película al cine con un amigo, voy al cine, pero no siempre tengo tiempo o posibilidad de hacerlo porque para ello se requiere tiempo, cosa que hoy, con la comodidad de internet, se restringe a la accesibilidad y practicidad. No hablemos de calidad de imagen, de piratería o de cuestiones anexas a la práctica (lo negativo del asunto) Sin embargo, también es posible comprar películas con buena calidad de imagen y verlas en tu casa sin piratearlas (al menos en Brasil se puede) Sé que en otros países como en Uruguay morís en la piratería. Tu texto es un punto de vista muy respetable pero la piratería, a la que no defiendo, permite que personas que no pueden comprar originales o ir al cine todos los días, consigan acceder a lo mismo que acceden otras personas. Todo el mundo tiene derecho a consumir lo bueno pero no todo el mundo tiene posibilidad de hacerlo. Yo consumo música pirata de internet, películas y libros digitales… ¿Porque me gusta ser pirata? ¿Porque no respeto la producción intelectual? ¿Porque todos lo hacen? No, por una razón muy sencilla: primero, pago internet. Segundo, si en internet hay algo que pueda consumir, lo consumo. Tercero, si está ahí y no debería estarlo ¿Por qué está? Cuarto, aunque sé que un libro digital es incómodo de leer, prefiero hacerlo así porque jamás podría gastar casi 100 dólares en una librería (sabemos que los libros son excesivamente caros) No puedo gastar 25 dólares en un CD o 50 en un DVD aunque me muera de ganas de hacerlo si en internet puedo conseguirlo y disfrutarlo. No todo lo que internet ofrece es de mala calidad o defectuoso, por ejemplo este curso, al que accedo porque es gratis y bueno, aunque quisiera acceder a los otros que hoy no puedo pagar. En definitiva el tema tiene varias aristas y si bien es verdad que el cine de sala genera una experiencia social maravillosa, seguramente la tecnología nos permitirá que en internet ocurra lo mismo… por ejemplo discutir una película que hayamos visto on line inmediatamente después de ser vista. No recuerdo haber discutido con alguien que vio una película en la misma sala de cine conmigo, a menos que sea un amigo o un compañero con el que fui. Considero que piratear es bajar productos de internet y venderlos, pero bajarlos y consumirlos yo mismo, creo que eso no es piratería, es parte de un servicio que pago y acepto consumirlo como es.

Miguel Suárez

Hola Héctor,

Quería comentar algunas de tus frases. La primera esa en la que dices que “la piratería permite que personas que no pueden comprar originales o ir al cine todos los días, consigan acceder a lo mismo que acceden otras personas”. Eso no es verdad, yo no veo todas las películas de la cartelera (al menos cuando se estrenan), sino que elijo. ELEGIR, eso es lo que la gente debería hacer, pero descargarse (robar a los autores) películas no es gratis, se paga Internet. ¿Por qué se pagan las tarifas de Internet pero no el cine?

En cuanto a otros de tus comentarios quiero aclararte que pagar Internet NO te da legitimidad para descargarte de forma ilegal películas. Eso es un error muy grabe. Y que un CD o un DVD o un Libro te cueste lo que dices que te cuesta es FALSO. Un libro nuevo, un CD nuevo o un DVD nuevo cuesta eso, pero ¿y las bibliotecas? Son gratuitas. Aquí en España también son caros pero lo que no se puede justificar es que por la vagancia de no levantarse del sofá e ir a una biblioteca se esté robando cual bandolero a los autores. Además si esperas un tiempo y valoras las cosas: Vas al cine a ver lo que realmente te interesa, alquilas en el videoclub lo que te interesa un poco menos, en las plataformas televisivas de pago sin publicidad (aquí Canal +) lo que menos, te compras lo que quieres tener, esperas a colecciones de diario o revistas para que sea más barato… Hay MIL opciones antes de robar. Yo, que no soy ningún millonario, tengo una enorme colección de película y ni una es descargada. Pero buscando mucho, sabiendo esperar, siendo paciente, enterándome de ofertas, yendo directamente al almacen… he conseguido una estupenda colección sin tener millones) Igual con los libros y con los discos.

Y por último, piratear es tanto bajar y vender productos, como bajar y consumir productos robados. Porque, si te parece, yo mañana voy a ir a un centro comercial, voy a robar unas cuantas películas y cuando me vayan a detener les diré: ¡NO! Que solo las voy a ver yo.

Un Saludo

Miguel Suárez

Siento la falta de ortografía de «grave», con b en vez de con V. A veces escribo muy rápido, las dos letras están juntas y no repaso.
Lo siento, un Saludo

Miguel Suárez

Aunque me parecen muy interesantes muchos de los temas que se tratan en el texto, esta vez me limitaré a responder a la pregunta planteada, que, por cierto, es bastante graciosa.

¿Libre circulación social? No había escuchado nunca un eufemismo semejante. A mí me suele gustar definir este término como robo de obras artísticas a los autores. Otros dirán la curiosa frase de “se puede hacer de forma legal”. Sí, pero eso no lo hace bueno, solo “legal”. ¿Estoy de acuerdo con que la gente se descargue de forma ILEGAL películas de Internet?: NO y NUNCA lo estaré. ¿Y de forma LEGAL? No, pero como es legal lo respeto. Este factor no va a transformar la industria cinematográfica ni a los cinéfilos, sino que va a acabar con ellos. ¿Se imaginan a los cinéfilos protagonistas de “Soñadores” (Bernardo Bertolucci, 2003) encerrados en sus cuartos viendo películas de autor en su ordenador? Si eso hubiera sido así nunca se habrían conocido. ¡Por favor! Con la piratería y la descarga de películas ¡No existiría la generación de Cahiers du Cinéma! Ni las filmotecas, ni los cinéfilos, ni los debates entre personas que comparten su tiempo, sus sentimientos y ahondan en sus reflexiones en una sala de cine.

Internet es Internet, servirá para muchas cosas, yo mismo dirijo un diario digital de entrevistas. No estoy en contra de Internet. Pero no es un sitio para el arte, igual que no lo son las películas con publicidad en la televisión. La publicidad mata la narrativa de la obra cinematográfica y por lo tanto mata la obra en sí. Pero eso es otro tema, aquí estamos hablando de “la libre circulación social” (cada vez que lo leo no puedo parar de reírme) ¿social de qué? ¿Internet social? No, nos engañemos.
Por otra parte, ¿Internet es conocimiento? Sí, pero en un sentido superficial. Las limitaciones de Internet permiten algo muy bueno que es conocer “titulares”, pero para conocer más allá hay que salir a la calle, hay que ir al cine, leer libros, periódicos y hablar, sobre todo hablar con gente. Como ya he explicado dirijo un diario de entrevistas, por lo que mi objetivo es usar Internet para crear diálogo, sin embargo el verdadero objetivo, si conocemos las limitaciones de Internet, es comenzar ese diálogo para luego seguirlo en una charla, un café, una conferencia…
Por lo tanto, este medio puede ser útil para conocer los títulos de Bergman, por ejemplo, pero si quieres ver por ejemplo “Saraband” debes levantarte de tu sillón, acercarte a tu filmoteca /videoclub /cine a ver o alquilar Saraband, a disfrutar Saraband, a amar Saraband. Hay que salir al exterior a conseguir el cine que nos invita al diálogo y a la reflexión. Hay un problema: Cierto cine NO llega a muchos países. Entonces hay gente que dice: “Internet es la solución”. Pero NO, ¡error! La solución es exigir que ese cine llegue a nuestra ciudad. Internet NO es una revolución en cuanto al arte se refiere, la revolución debe venir de los cinéfilos, que exijamos que se respete el cine “independiente” y que podamos disfrutarlo en nuestras carteleras.

Una de las películas más maravillosas que he visto este año es “Fausto” de Sokurov. Gracias a una distribuidora llamada Golem, ha llegado a mi ciudad. Ha tardado, sí, pero la sensación de ver esas escenas tan maravillosas en una pantalla de cine es casi impagable. Internet NO sirve para eso.
Hay otro error en la justificación de los piratas informáticos, que es cuando dicen eso de “esta película no se merece pagar por ella y me la bajo”. De nuevo ERROR, si una obra no se merece que se pague por ella, no se ve. El interés que tengo yo por “Transformers 3”, por ejemplo, es nulo, entonces no la veo de ninguna forma. Porque si una película no se merece que hagamos el esfuerzo de conseguirla y de pagar por ella, no la vemos. No hay que justificar la piratería con mentiras.

Una persona puede decidir lo que conocer, pero para eso deberá lucha contra la gran “cortina de humo” creada por la industria neoliberal, que quiere ganar dinero, por supuesto, pero sabe que para obtenerlo la mentalidad de su público no puede evolucionar más allá de unos límites. Si, por el contrario, su público reflexionara más allá de, por ejemplo, el simplismo de “The lord of the rings”, Hollywood no podría seguir vendiendo sus películas, Europa no consumiría los grandes productos masivos y se impediría, POR FIN, a EEUU mantener su poder imperialista sobre el mundo. Lo fue la literatura, después la música, hoy el cine, Estados Unidos sabe que el arte influye como placer y conocimiento al mismo tiempo en la sociedad, y lo utiliza bombardeándonos con sus planteamientos. Antes he utilizado la expresión “cortina de humo” a posta, para recordar como aquella película de Barry Levinson, hablaba de las formas del poder neoliberal para tapar sus errores (o más bien sus delitos) vendiendo opio al pueblo. ¿Quién creó la crisis económica que padecemos? ¿Quién ha traicionado todos los ideales intelectuales imponiendo el consumismo? Sin ninguna vergüenza los mismos que nos han metido en este embrollo de crisis económica nos siguen vendiendo que son los salvadores. Existen ciertas excepciones como “Margin Call” o “Incide Job” pero al fin y al cabo no representan el cine hollywoodense. No podemos considerar a Kevin Spacey como un capitalista, es más, es todo lo contrario. Por lo que el poco cine que hace autocrítica con EEUU, nos llega justamente de aquellos que ya eran críticos con Wall Street y este modelo. Dentro de esa cortina de humo está Internet, no es un medio para el cine. El cine es el medio para el cine.
Por supuesto, existen otras formas de arte audiovisual. La videocreación, el corto experimental, el propio corto realizado para Internet o el cine amateur. Para este tipo de obras, Internet igual sí puede servir. No he hablado antes de ellas, porque creo que la pregunta y el texto no va encaminado hacia el videoarte o el cine creado para Internet.

El tema de la piratería es un tema que me enfada un poco y soy un defensor absoluto de la propiedad intelectual. Así que si en algún momento mi texto parece demasiado duro o agresivo, espero que no ofenda a nadie.

Un Saludo y gracias a quién me haya leído.

Marco Plancarte

Hola Miguel, ¿puedo preguntar tu edad? Eso tal vez me ayudaría a entender un poco tu manera de pensar.

Saludos.

Miguel Suárez

No creo que tenga ninguna importancia, pero te la digo de todos modos. Tengo 22 años.

Estrella de Mendoza

Hola a todos!
Es verdad lo de la forma de categorizar en los videos club (o jerarquizar al estilo Hollywoood, quizás. Hace un tiempo buscaba una película «La ola», no sabía si buscarla como drama o thriller, pero todo se simplificó a que había que buscarla como cine alemán y fecha aproximada. La otra situación es cuando para el receso escolar de invierno se estrenaba «Patoruzito», mi héroe infantil, yo estaba ansiosa por lograr que mis hijos vieran la película, pero además estaba en cartelera Sherek, en todos los horarios y ocupando la mayoría de las salas, en síntesis a Patoruzito lo vimos en casa.
En la próxima trataré de cumplir con la consigna.
Saluditos!!!
Estela Vergara

Marco Plancarte

Muy interesante todo este tema. ¿Porqué hoy que es más fácil que antes acceder al cine no hollywoodense, se desconoce más la existencia del mismo? Sencillamente porque hoy Hollywood absorbe mucho más la industria cinematográfica. Hoy cualquiera puede acceder a películas no hollywoodenses, sin embargo la mayoría de la gente no intenta ver ese tipo de cine porque ni siquiera sabe que existe, porque la “pantalla” de Hollywood es tan grande que les bloquea esos otros mundos cinematográficos.

¿Es bueno o malo la “internet-ización” del cine? Tal vez sea malo para el cine como industria (para la hollywoodense principalmente), pero definitivamente es bueno para el cine como arte. A un “artista” (director, actor, fotógrafo, etc.) lo que le interesa es que su trabajo llegue al mayor número posible de espectadores, antes que hacerse millonario con él (suena muy romántico, lo sé, pero eso es lo que yo creo).

El hecho de que hoy en día se vea tan poco cine no hollywoodense es definitivamente un problema cultural y es difícil de revertirlo, depende de que cada uno de los “cinéfilos” tratemos de dar a conocer la existencia de ese otro cine, que muchas veces es mejor que el hollywoodense.

Acerca del hecho de que en los ‘70, 9 de cada 10 películas generaran ganancias y en el 2000 solo 1 de cada 10 lo haga, ¿no se deberá en parte a que hace 40 años se producían mucho menos películas que ahora, de manera que las “pocas” que se producían generaban ganancias? Es una simple cuestión de lógica y estadística: si un estudio se dedica a producir 10 películas en un año, y las hace con esmero, dedicándole su tiempo necesario a cada una, lo más probable es que casi todas generen ganancias. En cambio si un estudio se dedica a hacer 100 películas en un año, lo más probable es que no todas (y tal vez solo unas pocas), sean de calidad. Además, otra cuestión de lógica y estadística: hoy en día un espectador va a un complejo multicinema y tiene a veces hasta 15 o más opciones de películas, hace 40 años las opciones eran mucho menos. Mientras más películas haya en los cines, más se repartirán los espectadores entre todas ellas y menos ganancias generará cada una.

Por otro lado, no creo que las salas de cine vayan a desaparecer, yo en lo particular aunque ciertamente veo mucho más películas en mi casa, bajadas de internet, soy muy consciente de que ir al cine es más que simplemente ir a ver una película, es todo un evento social, todo un ritual: buscar la cartelera por internet, ver que películas hay, ver que horarios se nos acomodan, quedar de acuerdo con los amigos o con la novia, llegar al lugar donde están los cines (generalmente dentro de un centro comercial), formarse para comprar las entradas, formarse para comprar las palomitas (crispetas, pop-corn, o como les llamen en cada país), entrar en la sala, sentarse, platicar mientras apagan las luces, ver los trailers de algunas películas, ver la película en sí, observar la reacción del público ante las diferentes escenas de la película, salir de la sala, ir a tomarse una chela (birra, caña, o como le llamen a la cerveza) con la novia o los amigos para platicar que nos pareció la película, etc… Simplemente irremplazable.

Muy interesante eso de que el Hollywood actual trata de alejarse lo más posible de los temas reales y actuales, ¿a qué se deberá? Muy interesante también eso de que el público al que van dirigidas las grandes producciones hollywoodenses sea el mismo que puede llevar a Hollywood a una crisis: “cría cuervos y te sacarán los ojos”.

Por otro lado, creo que así como hay películas que pueden verse y disfrutarse perfectamente en la comodidad de nuestras casas, hay otras que definitivamente ameritan verlas en una sala de cine. Yo por ejemplo, como fan de Star Wars, no puedo comparar verla en una pantalla de televisión, por más grande que esta sea y por mas sonido surround que tenga, a ver en la pantalla grande a Yoda peleando espada láser en mano contra el Conde Dooku, o escuchar los acordes de John Williams en sonido THX. Las salas de cine no se extinguirán, de eso estoy seguro.

Saludos desde México.

Diego Vázquez Meizoso

Qué bueno lo de que antes íbamos al cine y ahora vamos a ver una película. Es totalmente cierto, nuestros gustos se moldean y, aunque existe la libertad individual de poder elegir, y más ahora gracias a Internet y otros medios, creo que el marketing de Hollywood crea productos que «hay que ver». Es decir, puedes tener unos gustos menos mainstream, pero aparte de películas minoritarias DEBES VER también lo que ofrece Hollywood, porque es la actualidad.

También es cierto que el cine norteamericano está cada vez más alejado de la realidad, pero igual que el realismo en literatura fue sólo una corriente identificada con una época concreta, en el caso norteamericano la generación postvietnam, que tuvo sus coletazos hasta la otra gran guerra de los 90, necesitaba autoafirmarse y redefinir la esencia de su propia identidad como nación, de ahí que el cine tratase la realidad de la época, como forma de provocar la reflexión.

Pero realmente, como diría Norma Desmond, el cine es «una nueva forma de soñar» y está conectado con la hiperrealidad y el antirealismo. Eso sumado a que las películas de Hollywood están cada vez más enfocadas a un tipo de público que busca simplemente ocio fácil da como resultado la situación actual.

barbara peleteiro

Me parece que escribiste un buen artículo que sintetiza el gran cambio de paradigma que estamos viviendo desde la aparición de las nuevas tecnologías en los medios de información, que afectan todos los procesos de la comunicación audiovisual (producción, realización, difusión)
Siempre recuerdo al profesor que me decía que el cine mas político era (y es) Hollywood.
Son ellos los encargados de imponerle a muchos no sólo qué cine ver, sino que definen qué es el cine.
Claro que en esa definición un tanto siniestra, se ignoran muchísimas (demasiadas) producciones audiovisuales que bien valdría la pena fueran más promocionadas.
Yo quiero creer que las grandes industrias están pensando cómo seguir. Sería genial (por el bien de los consumidores como el de los creadores), que hicieran lo que muchas productoras mayormente musicales hacen. Que es apostar a la “long tail”. Produciendo varios artistas en vez de uno solo, y que en la suma terminan recaudando lo mismo que cuando promocionaban a solo uno. Esto sería enriquecedor para los espectadores, ganando en diversidad de opciones sin dudas, y para los realizadores, teniendo otra proporción para las oportunidades de conseguir productoras.
Por último, para los realizadores (totalmente) independientes, canales como YT o Vimeo, son geniales para poder mostrar y llegar a lugares del planeta que de otro modo no sucedería

Sobre el cambio que se está gestando en el modelo de las políticas de exhibición, distribución y promoción de películas, a veces pienso que lo provoca esa necesidad de readaptar un modelo de producción obsoleto, que ha sido provocado por la propia industria. Como bien se comenta aquí, lo provoca ese ansía de inmediatez consumista que ha supuesto el final de un cine adulto que hable sobre los temas de actualidad, junto con ese «buen trabajo» de las grandes corporaciones para identificar su producto con «lo cinematográfico» y ejercer un gran control a nivel de la cultura ‘mainstream’. Pero al leer el final del artículo, justo me ha venido a la cabeza eso que siempre se ha dicho sobre cómo el provocar una revolución, es una forma de asegurarse el volver a controlar el «status quo» futuro a tu imagen y semejanza…

Esa paradoja de que habla el inicio del artículo de Hernán (un mundo cada vez más global pero más cerrado), entra en clara contradicción con ese bien que es la actual socialización de la cultura gracias a Internet. Ciertamente, el cine influye nuestra forma de pensar y actuar, como comenta Nelson, y su libre circulación por la red para mi ha sido crucial a nivel personal, he recuperado películas o he empezado a visionar y conocer cinematografías que de otro modo no me hubieran llegado.

Saludos.

JANET ZULUETA M

¿Qué opinan de la libre circulación y de la socialización de las películas en Internet? Con la globalizaciòn y la masificación de las tenologìas informàticas, el cine no podìa estar ajeno a un efecto comunicacional como ese. Yo misma ultimamente he visto pelìculas que aun no han llegado a proyectarse en Venezuela por internet. Es conveniente o no para la difusiòn de la buena cinematografìa la masificaciòn y libre circulaciòn de pelìculas por internet o DVD (copias)?
Por una parte como explica el profesor en su ensayo no, la situación de los derechos de autor, las inversiones de los cineastas y demàs involucrados en la realización del filme.
Ese es el gran reto del cine hoy en día, no solo del emporio hollywoodense, también los denominados productores «independientes», que por el primero son los màs perjudicados en la distribución de sus filmes en los circuitos de cine.
En el caso de Venezuela, el gobierno emitiò una Ley de Cine en el año 2005, que obliga a los circuitos de salas de cine a dar cabida al cine nacional, al respecto el conocido cineasta venezolano Luis Alberto Lamata, opinò lo siguiente sobre el problema de la distribución de cine nacional vs el cine de Hollywood:

«Con más vigilancia del gremio. Yo aspiro como espectador que los distribuidores me entreguen la mayor calidad y variedad de cine. Ahí surge otro tema: la distribución y la exhibición en Venezuela son las mismas compañías. Hay un área monopólica que nunca se ha resuelto. Los dueños de las salas son también los distribuidores. Eso provoca un cuello de botella que hace que el cine sea poco rentable para el productor. La manera en que se reparte ganancias es desproporcionada.»
La entrevista completa en:
http://www.eluniversal.com/arte-y-entretenimiento/111212/luis-alberto-lamata-el-cine-venezolano-aun-tiene-duendes

A veces me desespero cuando exageran la calidad de películas como es el caso de «Secreto en la montaña». Creo que sobre el tema homosexualidad hay excelentes películas en todo el mundo, películas que han tocado el tema de manera reivindicativa y que sin embargo son «pervertidas», «groseras» o ni siquiera se conocen, así como muchas series inteligentes pero que son para el público gay, el público heterosexual (casi todo) o para que el público heterosexual se ría de los homosexuales, etc. En particular esa visión heterosexista, así como otras cuestiones del cine comercial me permiten pensar que internet genera una democratización universal, dándonos la posibilidad de espiar la producción y la diversidad.

Voy a escribir y lo que escribo no lo generalizo, ni es arbitrario, se trata apenas de mi experiencia como público aficionado. La posibilidad que internet me ha brindado con respecto al cine es el hecho de poder huir un poco del cine de Hollywood. ¿Huir específicamente de qué? Creo que de la acción. Aunque se trate de una comedia, un drama o el género que sea, ni qué hablar de los thrillers, policiales o ciencia ficción, la acción está presente, hay como una especie de tensión (clímax) excesivo. Esa característica no es esencial en el cine europeo ni siquiera en el asiático. Uno puede ver una película que dura 2 horas donde los personajes tienen un discurso reflexivo, inteligente y no es más que la vida misma, sin el temor de que algún coche vuele por los aires o un tiburón te coma la cabeza. Claro que hay películas así en EEUU, particularmente me gusta el cine de Woody Allen aunque sé que muchos se duerman. Por ejemplo, disfruté muchísimo Midnight in Paris. En mi opinión el cine de Hollywood no es interesante (no generalizo) en lo que respecta al guión, a los diálogos en sí, al menos en la actualidad.

Responder a barbara peleteiro Cancelar la respuesta

Avísame por correo electrónico si aparecen nuevos comentarios. También puedes suscribirte sin comentar.