El primer tema del curso “Arte joven y cultura digital” se centró en los procesos creativos que están emergiendo con las herramientas tecnológicas y los cambios culturales en el ámbito de Internet y las redes distribuidas. Continuando con cuestiones planteadas en la primera etapa del curso, en este segundo tema vamos a reflexionar sobre los procesos de democratización de la cultura y la creatividad. Veremos cómo han cambiado los artistas y los públicos. Sostendremos que estos cambios requieren más libertad y apertura para que la cultura se desarrolle plenamente, según las potencialidades abiertas por las nuevas tecnologías.
Contenidos
1. El nuevo ambiente social de la cultura
2. Democratización en el acceso a los medios de producción cultural
3. El nuevo creador: prosumer, amateur, colaborativo
4. Superación de la cultura de la escasez hacia una cultura de la abundancia
5. La búsqueda de apertura y libertad
6. Consignas para la participación
7. Te recomendamos leer
8. Tu opinión
1. El nuevo ambiente social de la cultura
Para comenzar, tenemos que comprender el profundo cambio del modelo en que se vinculan los creadores, productores y consumidores culturales en Internet “como un espacio de confluencia y de creatividad de masas, estableciendo nuevos paradigmas de comunicación y trabajo colectivo”, como lo explica el colectivo YProductions.
Recordemos que estamos en un contexto cultural en el que la tecnología nos permite reproducir y distribuir a bajo costo, lo cual aumenta la producción. Tenemos una red abierta como es Internet que facilita enormemente el acceso y con esto también tenemos más capacidad de apropiación y remezcla, como vimos en la primera parte del curso.
Pensemos en todos estos aspectos y nos vamos a dar cuenta de que la producción de contenidos culturales excede ampliamente los clásicos límites institucionales. Las canciones, textos, imágenes, el software y los datos están en Internet compartidos por la gente y cada vez menos determinados por la industria audiovisual o editorial, facultades de arte, museos, festivales y otros espacios convencionales. El nuevo ambiente social de la cultura y su economía asociada están por todas partes, en la ciudad y en las redes.
Por otra parte, la cultura no queda marginada al tiempo de ocio y al consumo de espectáculos y diversiones asociado al mismo. La cultura comienza a ser insumo y producto de múltiples actividades que involucran creatividad. Los procesos productivos, la educación, la salud, la política y muchos otros sectores de la sociedad se entretejen con la cultura.
Esto a su vez ha generado una explosión de la diversidad cultural. Pero no es la diversidad definida por industrias o instituciones que se han vuelto “pluralistas”. No se trata de que los nuevos premios Nobel de literatura sean pakistaníes o que bandas brasileñas o uruguayas ganen Grammys. Significa que puedo entrar a Grooveshark y ver qué música de Tailandia me recomiendan amigos. O mejor aún, bajarme desde Jamendo pistas electrónicas para remezclar con tango y hacerlo a mi manera. Significa ser global desde la localidad haciendo una selección creativa del material disponible, como lo ha propuesto George Yúdice.
El nuevo ambiente social de la cultura es uno en el que ni las grandes corporaciones de la industria del espectáculo ni el Estado son los grandes protagonistas. Se abre espacio para los artistas independientes, las manifestaciones culturales autónomas, las pequeñas empresas, la creatividad social.
2. Democratización en el acceso a los medios de producción cultural
Hoy disponemos de tecnologías más baratas y accesibles que permiten trabajar con objetos culturales. Aunque la brecha digital sigue siendo una limitante para el pleno disfrute de esta democratización, pensemos en otras limitaciones que se superan. Tal vez hay materiales de artes plásticas que no puedo conseguir en mi mercado local, pero sí puedo acceder a un complejo software de edición de video o de música y puedo aprender cómo usarlo. Si no dispongo de grandes sumas de dinero para comprar licencias de software, hay herramientas de software libre tan buenas como las otras.
¿Cuánto necesitamos hoy para producir un video y exponerlo públicamente comparado con unos pocos años atrás? Ya lo dijo Coppola reflexionando después de la costosa producción de Apocalypse Now, prediciendo cómo las personas con pequeñas cámaras caseras podían quitarle al cine su profesionalismo para convertirlo en un arte.
¿Y cuánto necesitamos para hacer una gran exposición retrospectiva de videoarte, por ejemplo? En un museo seguramente esto es bastante costoso, pero si lo hacemos en la calle, al estilo de los “top-manta” las cosas pueden ser muy distintas, como lo demuestra el proyecto Piratão del colectivo brasileño Filé de Peixe que reseñan los amigos de Compartiendo Capital.
3. El nuevo creador: prosumer, amateur, colaborativo
Los nuevos creadores en la cultura digital son amateurs apasionados. Amateurs apasionados que buscan estándares de calidad altos aunque trabajan gratuitamente. Pertenecen seguramente a los sectores más educados y conectados de una sociedad, pero no necesariamente son la misma élite. Tienen disposición a trabajar juntos y a compartir su trabajo gratuitamente. Son capaces de trabajar en modelos de producción abierta y participativa. Cuentan con herramientas y tecnologías que los ayudan a trabajar colaborativamente y extraer la riqueza de la creatividad colectiva, como explica Charles Leadbeater en esta interesante charla TED.
Dado que los medios de producción y distribución cultural, como vimos, están más disponibles, se hacen menos nítidas las fronteras entre creadores y audiencias, y es por eso que aparece la noción de prosumidor. La cultura del intercambio entre pares horizontaliza la producción cultural y vemos emerger comunidades creativas en Internet que implican pararse en los dos roles: productor y consumidor de cultura. Un ejemplo clásico son los blogs. Los blogs no se crean solamente como un tablón de anuncios para comunicar cosas a un público. Un blog, ya sea en cultura o en cualquier otro tema, está alimentado por amateurs apasionados que investigan, que se leen y linkean mutuamente como una forma de dialogar.
Cuando se empieza a reconocer el desbordante y expansivo potencial creativo disperso en la sociedad, las “masas” dejan de ser un conjunto pasivo, torpe e indiferenciado de consumidores, para pasar a constituirse en agentes de cambios y transformaciones. A través de herramientas que potencian la “inteligencia colectiva”, las masas producen (crowdsourcing) o financian (crowdfunding) la cultura a través de los pequeños o grandes aportes de los individuos organizados “sin organizaciones” o tal vez “más allá de las organizaciones”.
4. Superación de la cultura de la escasez hacia una cultura de la abundancia
Estos productores-consumidores amateurs desarrollan su trabajo en un contexto en el que hay una explosión de recursos disponibles para trabajar. No es un contexto de escasez sino de abundancia. En Internet circula gran cantidad de contenidos culturales. Algunos de ellos se encuentran bajo copyright, y las leyes de la mayoría de nuestros países no permite reproducirlos ni copiarlos sin el pago de licencias o el permiso explícito del dueño del copyright. Hay, sin embargo, otros muchos contenidos que, bajo una filosofía “open source”, son compartidos y se pueden usar libremente. Basta comenzar a explorar a través de esta guía de recursos open source para el arte.
Lo que está sucediendo es un cambio profundo en los procesos de producción de bienes inmateriales. No sólo es barato producirlos y distribuirlos, sino que se hace posible producirlos, modificarlos y disfrutarlos colectiva y colaborativamente. Esta situación está dando lugar a un desarrollo de la cultura P2P, es decir, “entre pares”: colaboración a distancia entre iguales para producir e intercambiar libremente. Según Michel Bauwens “Mientras nos encontremos en un campo inmaterial, cultural o de conocimiento en el que todo se puede copiar sin costes, cualquiera en cualquier parte del mundo puede voluntariamente agregar su trabajo. Se pueden coordinar proyectos muy complejos mediante la adición del trabajo voluntario realizado por distintos individuos en distintos lugares y esto es algo muy novedoso”.
De esta manera, los productos que antes solamente podían ser puestos a disposición por empresas a través del mercado, ahora son puestos en circulación por comunidades de pares. Y esta infraestructura de producción inmaterial está siendo utilizada por muchos. No sólo quienes “bajan” películas gratis, sino quienes contribuyen de manera sustancial al desarrollo de un procomún de conocimiento y cultura libre.
La producción de arte y cultura es cada vez más social: es el cambio a largo plazo generado por Internet, como lo explica en esta conferencia Yochai Benkler.
5. La búsqueda de apertura y libertad
En este nuevo contexto cultural más democrático e innovador, basado en la creatividad colectiva, comienza a hacerse evidente la necesidad de mayor libertad y apertura. El marco tradicional de la propiedad intelectual que rige la forma en que se produce y distribuye la cultura está quedando obsoleto.
¿Por qué pasa esto? Hay quienes dicen que, dado que todo es “tan copiable” en Internet, sería necesario fortalecer y controlar aún más la propiedad intelectual. Sin embargo, el avance de la cultura, la educación, las artes y las ciencias se basa, hoy en día, en la inteligencia colectiva y en la capacidad creativa de las multitudes. Incluso si pensamos el asunto desde un punto de vista de mercado, veremos que el monopolio de los contenidos culturales concentra la generación de riqueza y frena la competencia. Es por esta razón que, en nuestros días, surgen voces que piden discutir un nuevo marco legal equilibrado, que habilite la libertad y la apertura al tiempo que reconozca los derechos de los autores. Sobre estos temas discute Lawrence Lessig en libros como “Por una cultura libre” o “Remix culture”. Algunos de sus puntos pueden verse en esta conferencia.
La cuestión, sin embargo, no se limita a Internet. Por ejemplo, es interesante revisar casos como el de la champeta, un género de música popular colombiana. La investigadora Carolina Botero muestra cómo la cultura libre y el procomún adquieren relevancia cuando dejamos de pensar en la champeta simplemente como “canción”, “disco” o “género musical” y la consideramos una corriente cultural y un hecho social.
La propiedad intelectual nació como una forma de incentivar a los creadores y limitar los excesos de los editores. En los últimos años el lado de los editores (discográficas, grandes estudios, editoriales) se ha fortalecido en detrimento de los creadores y del público. Pero Internet cambió, en parte, la relación de fuerzas y esto ha ido acompañado de nuevas propuestas para definir los derechos de propiedad creativa. Las licencias Creative Commons han abierto el abanico de opciones y para comprobarlo no tenemos más que repasar las experiencias que se presentan en el libro “El poder de lo abierto”. Existen, sin embargo, valoraciones críticas de las licencias CC, como la de David de Ugarte, que expresa su visión de la importancia del dominio público sin restricciones.
En este momento, con la capacidad de creación e innovación social con la que contamos, más que sistemas de protección fuertes necesitamos “libertad para colaborar – para usar, modificar o redistribuir ideas, trabajos, experiencias, medios y herramientas. Apertura a las ideas y contribuciones de los otros, y nuevas maneras de organizar y tomar decisiones juntos” como explicitan los curadores del proyecto británico “Collaboration and freedom – the world of free and open source art”.
6. Consignas para la participación
Los invitamos a participar en Google Moderator a partir de la siguiente consigna: Elegir una de las experiencias creativas presentadas en el libro “El poder de lo abierto”, la que les parezca más interesante, y justificar por qué la eligen, qué les llama la atención, qué les interesa de la misma.
También pueden plantear sus dudas y consultas sobre los temas presentados a través de Google Moderator.
Si desean comentar de forma más extensa cualquier aspecto de este artículo que consideren interesante o necesario discutir, pueden hacerlo en los comentarios. Estaremos atentos a responder sus preguntas y animar el debate.
Como es habitual, la charla continúa en Twitter a través del hashtag #cursoartejoven
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